Chimamanda
Ngozi Adichie (Nigeria, 1977) es una estrella global gracias a dos charlas TED:
The danger of a single story (2009) y We should all be feminists (2012), base del libro Todos
deberíamos ser feministas. Pero detrás del activismo, hay una mujer sólida
no solo en sus convicciones, sino en su narrativa. Como viene siendo habitual —y
explica mi persistencia por estos parajes virtuales—, he leído Americanah por influjo de otros
blogueros.
Un
poco intimidado por sus más de seiscientas páginas, dejé el libro madurar en mi
estantería varios meses, hasta que por fin le hinqué el diente y resultó una
comida larga, interrumpida por el ajetreo del final de curso, pero nutritiva y
de fácil digestión. Siempre que pienso en África irrumpe Hans Rosling. El demógrafo y médico sueco consideraba a África el continente del futuro. Algo así como una China emergente. No puede ser, diréis,
¡África nada menos! Pero vayamos al “factfulness” patentado por Rosling.
En 1950 el 22% de la población mundial residía en Europa. En África tan solo el
9%. En 2050 se calcula que en Europa vivirá un exiguo 7% de la humanidad (buena
parte de orígenes no europeos) y en África el 25%. Para 2100, si no ha venido
el Apocalipsis, cuatro de cada diez personas del planeta Tierra vivirán en
África. Una vuelta a la tortilla en toda regla. ¿Cómo descartar a la ligera al continente negro ? Es verdad que se enfrentan a
desafíos inmensos. Como todos. Ellos tendrán que lidiar con la superpoblación,
proporcionar empleo, educación y sanidad a millones de jóvenes y nosotros con el
envejecimiento y el pago de insostenibles pensiones. ¿Qué os parece más
difícil? Es un buen tema para escribir, pero este blog va de libros y no me
enredo. Después de leer a Chimamanda, pienso en África también como tierra de
oportunidades literarias. Mientras en el
mundo occidental producimos vacuos best-sellers y pesimistas masturbaciones, en Americanah encuentro frescura
y novedad. Fuera acartonamiento, fuera narrador omnisciente harto de todo. En palabras de Carlos Pardo en El País: parecería que los escritores llamados
poscoloniales (algunos africanos de su generación como Teju Cole o Binyavanga
Wainaina) están llamados a dar, desde lo local, la medida del mundo en el que
vivimos con una complejidad y lucidez que uno envidia en otros países
colonizadores y colonizados a un tiempo, como el nuestro. Como
aparezca una legión de Chimamandas y surja a su vez un mercado devorador de estas
novelas, veremos como el polo creativo y lector se desplaza al sur.
La
historia comienza en el salón de una peluquería. Ifemelu es de Nigeria, pero lleva quince años residiendo en EE.UU.
Se prepara para volver a su país y mientras le trenzan el pelo recuerda su
adolescencia en Lagos, su llegada a la
tierra de las oportunidades y todo su periplo personal y afectivo. Enseguida
aflora el eje vertebrador de la novela, que es su relación con Obinze. Americanah es muchas cosas, entre ellas una historia de amor. Ifemelu
es una mujer de carácter, fuerte por definición, rebelde. Tajante en sus
opiniones, imperfecta porque casi siempre toma decisiones equivocadas. Como
lector tengo mis reservas con ella, me irrita su cinismo y en ocasiones,
hipocresía. En una entrevista que adjunto al final, Chimamanda asume que Ifemelu
pueda caer mal, pero “nuestros fallos nos hacen más interesantes”. Como decía, Obinze es el gran amor de Ifemelu,
forjado en la adolescencia. Al contrario que Ifemelu, Obinze es un muchacho
prudente, amable y que ha idealizado occidente a través de su literatura. Se ha
criado con su madre, profesora universitaria y es de clase media (existe clase
media en África). Una de las cosas que más agradezco a Chimamanda es el
personaje de Obinze. Es un hombre sensible, empático, que tiene que lidiar con
sentimientos que le desbordan, con su masculinidad natural y la cultural, que
es aprendida. Un hombre donde he podido reconocerme, muy distante del arquetipo
de depredador sexual, avaricioso y adicto al trabajo. Eso es un psicópata, no
un hombre. A ver si algunas escritoras de moda leen esta novela y se enteran.
Bien, pues los caminos de Obinze y Ifemelu se separan de forma traumática y se
volverán a unir quince años después. En ese tiempo, la experiencia les han
cambiado, Obinze el idealista se ha convertido en especulador inmobiliario y en
cuanto a Ifemelu, la cínica, renuncia a un empleo-florero a favor del activismo
social. Cosas de la vida.
La
separación y reunión posterior de ambos sirve a Chimamanda para crear una historia
de inmigración y desarraigo. Ifemelu
recala en EE.UU. y Obinze en el Reino Unido. El libro nos cuenta los avatares del choque cultural, muy diferente por tratarse de contextos diferenciados, con
lo cual la autora se apunta un tanto al no tratar occidente como un bloque
homogéneo. No en vano criticó la "historia única" en su charla de TED. Así, Estados Unidos resulta más escorado hacia el racismo y el Reino
Unido es clasista por definición. Sin embargo,
la mayor parte de la novela se centra en Ifemelu, que en EE.UU.
descubre su negritud.
Suena raro, pero así es. La cuestión
racial se erige como tema fundamental de Americanah, junto a las
entradas del blog que Ifemelu escribe
sobre el tema (ser una negra no americana en Estados Unidos), elemento original
y de interés porque amplia los límites de la novela y los lleva hacia el ensayo,
pero con el tono informal de un blog. En este punto Americanah es también una sátira. El dardo va dirigido a la clase alta y progresista de USA,
en la citada entrevista Chimamanda lo reconoce: “con Americanah me reía
demasiado de mis propios chistes”, no esconde la pretensión de reírse de todos
y de todo, de las extremas dificultades de la élite blanca para tratar las cuestiones de raza sin caer en el farragoso lenguaje neutro y la
condescendencia.
Cuando Ifemelu regresa a Nigeria encuentra un país en plena expansión, donde los emprendedores se
afanan en ganar dinero fácil sin detenerse en cuestiones éticas. La ideología más exitosa de la historia es el consumismo, extensión
del capitalismo global. Nadie se resiste a su influjo, ni en Nigeria, ni en
China. Si acaso en las tierras perdidas de la selva, con gente sin manchar como
el jefe de Papúa Mundiya Kepanga que recorre el mundo en defensa de los bosques.
Así que tenemos un retrato de las miserias de esta nueva élite nigeriana de Lagos, una de las ciudades más pobladas del mundo.
Quizá
exagera Elizabeth Day, de The Guardian cuando afirma: There are some novels that
tell a great story and others that make you change the way you look at the
world. Chimamanda Ngozi Adichie's Americanah is a book that
manages to do both, pero exagerar no es mentir. ¿Significa esto que me
ha deslumbrado Americanah por su perfección? No, más bien lo ha hecho por su frescura y al tratar
temas novedosos para mí. Por poner algunos peros, el libro está cargado de
páginas intrascendentes. El lector perderá la paciencia en algunas partes, que
parecen transcripciones caricaturescas de conversaciones reales y tan solo
sirven para ahondar en lo que ya se ha dicho. Se repite un poco Chimamanda y le
gusta dar vueltas en círculo, es verdad. Quizá sea por sugerencia de sus
editores, ya se sabe: libro grande, ande o no ande. En cuanto a su pose
crítica, la autora carga las tintas en occidente pero es menos severa en lo que
respecta a Nigeria. Y se intuye que la corrupción allí es desaforada. Hace poco vi un
documental donde una chica nigeriana, pescadora, se dedicaba al contrabando del
diesel para pagarse sus estudios y soñaba con una gran casa, con un coche y
criados. El sueño americano. Quizá en futuras novelas Chimamanda se atreva a
hurgar en las vísceras de su país, que es parte de África, pero no es toda
África, como bien se dice en el libro.
A
pesar de que llevo una hora escribiendo y sudando, porque ya sube el termómetro
en el páramo donde vivo, tengo la sensación de que me ha quedado
mucho por decir. Hay novelas que no admiten sustitutivos, o se leen con
intensidad o no se entienden. Ni hay reseña que las explique.
Brillante. Brillante reseña que destila conocimientos de tantas y tantas variadas cosas.un placer leerte y conocer de tu mano el libro y autor!gracias.saludosbuhos
ResponderEliminarPues apenas he tocado la superficie del libro. Mucho, mucho que reseñar sobre esta novela: mejor leerla.
EliminarSaludos.
Fantástica reseña. Y de un libro que lleva tiempo en mi lista de deseos. A ver si prontito me hago con él.
ResponderEliminarBesotes!!!
Te gustará, Chimamanda es brillante. Si no las has visto, te aconsejo que eches también un vistazo a las charlas que tiene en TED.
EliminarUn abrazo.
Pues sí, un estupendo comentario que acapara cuestiones varias, jugosas reflexiones planteas, y todas son pertinentes para conocer un poco mejor a Chimamanda, y la parte de la realidad africana y occidental que dan sentido a esta historia.
ResponderEliminarMe gusta que la novela explore más allá de su propia ficción y amplíe horizontes en forma de ensayo... y encima a través del blog de la protagonista, eso me mola. También es interesante que el otro protagonista... sea un hombre normal, nada del arquetipo masculino violento y depravado sexual. Eso sí, es un chico urbano y de clase media, con una madre que es profesora universitaria, creo que eso le ha salvado, jeje. Si lees al magnífico Chinua Acheve de "Todo se desmorona", anclada en el tribalismo y el mundo cerrado de las aldeas... la cosa cambia, porque los hombres son violentos, atados a unos códigos culturales que explotan a la mujer, y la minusvaloran, así sucede verdaderamente en la aldea, pero no en el ambiente narrado por Chimamanda, un respiro, pues ;)
Te has metido un librazo de más de 600 páginas, no está mal para un papá de pequeños retoños, profe... y además morador del páramo manchego, que en verano somete a dieta a cualquier libro que venga con "sobrepeso".
Por cierto, también me encantaba, aún hoy, el olor de las papelerías, los lápices, las gomas de borrar, y saber de el Conrado.
Un abrazo, Gerardo.
Me ha costado varias semanas y con el peligro al acecho de desconectar del libro, pero ofrece tanta materia prima para pensar y está narrado tan bien que no podía quedarme a medias.
EliminarLas entradas que hace en su blog son irónicas, divertidas, después de escucharla en varias entrevistas (por ejemplo, la que enlazo de Barcelona) se nota que en ellas la autora pone su sello personal.
El libro de Chinua Acheve lo leí precisamente por sugerencia tuya y sí, aborda cuestiones diferentes. Chimamanda describe Lagos como una ciudad en plena ebullición, entre el progreso y la tradición. Me gustaría que hubiera profundizado más, pero seguro que será tema para otras novelas. El libro rompe muchos tópicos, por ejemplo, Obinze emigra por pura insatisfacción personal, no huye ni del hambre (que nunca ha conocido) ni de la guerra. Desde luego, Chimamanda se aleja de lo que ella denomina "una historia única".
Gracias por leer mis entradas, Paco. Mucho mérito el tuyo de estar tan al día en la blogosfera, siendo padre como yo.
Un abrazo.
Pues nada, otro más al "joyero",tengo más "pendientes"que un puesto hippy en ibiza. Ahora en serio, gracias por la reseña. Un abrazo.
ResponderEliminarPues este ponlo en la lista de preferentes, seguro que te gusta Ifemelu. Es el arquetipo de mujer fuerte y con personalidad.
EliminarUn abrazo.
¡Como he disfrutado leyendo tu reseña!! Cuentas tantas cosas interesantes... Curiosa la reflexión a la que nos incitas respecto al reparto de la población en un futuro no tan lejano (2050) y en 2100 si es que cómo dices no ha llegado el fin del mundo o no hemos sido invadidos por una horda de zombies al estilo "The walking dead", jeje.
ResponderEliminarConozco la prosa de Chimamanda porque leí su maravilloso ensayo "Todos deberíamos ser feministas", un librito chiquito chiquito (lo leí creo que en una hora), pero grande, muy grande. Me pareció un compendio genial sobre todo lo que hay que saber acerca del feminismo y machismo y creo que es un librito que todo el mundo debería leer (hombres, mujeres, jóvenes, adolescentes)
He estado tentada en varias ocasiones de coger Americanah en la biblio, pero me ha echado para atrás ya no sus seiscientas y pico páginas (me gustan los libros tochos si me están enganchando, porque no quiero que se acaben), sino comentarios de algunos usuarios parecidos al tuyo, respecto que a veces se les hizo un poco pesado y repetitivo (y soy de las que como no esté enganchadita, suelo abandonarlo)
Pero no descarto leerlo en un futuro porque esta autora me gusta mucho y creo que hay que leerla
Besos
Yo conocí a Chimamanda a través de ese mismo vídeo y otro también en TED. Después, en el blog de Rosa Berrós descubrí que era una destacada novelista y por eso me hice con el libro. No me arrepiento y de hecho creo que todo el potencial de Chimamanda está ahí, sin desmerecer otras facetas.
EliminarY en cuanto a las repeticioes, a los lectores que no lleguen a conectar con los temas que plantea "Americanah" se les hará cuesta arriba. Es cuestión de probar, como todo.
Un abrazo.
Por cierto soy Marian de Marianleemaslibros, es que no me di cuenta de que estaba fogueada con otro correo electrónico distinto al del blog
ResponderEliminarNo te preocupes, a mí también me pasa. En cuanto leí Marian supuse que eras tú.
EliminarMe han recomendado varias veces a esta autora, pero no sé por dónde empezar, la verdad. Quizás por "Todos deberíamos ser feministas". Pero la cogeré, seguro.
ResponderEliminarUn saludo, que ya nos va quedando menos.
Mi recomendación es que veas las dos charlas que tiene en TED. El libro es más o menos lo que dice en la charla, algo ampliado. Donde creo que se ve su potencial es en la narrativa. Parece una mujer de fuerte personalidad y con gran carisma. Un ejemplo a seguir o en todo caso, admirar.
EliminarEl curso se acaba, sí y a mi siempre me deja un vacío muy raro.
Un abrazo.
Es una novela muy buena. Yo ya había leído hace años "Medio sol amarillo" y me había gustado. Después le perdí la pista hasta que esta novela se puso para la tertulia del instituto. tengo también la primera que escribió, "La flor púrpura", esperando su turno.
ResponderEliminarTambién he leído "Todos deberíamos ser feministas" y "Querida Ijeawele".
Me gustó mucho la diferencia que muestra entre Estados Unidos y Reino Unido y cómo reaccionan ante el negro, pobre e inmigrante. También me pareció muy interesante, la diferencia entre negros de distintos orígenes en el propio Estados Unidos.
Creo que es una novela muy completa y con análisis muy certeros.
Un beso.
La compré después de leer tu reseña, hará cosa de un año o así. ¿Le llegaste a dedicar unas líneas a "Medio sol amarillo"? El tema me llama mucho la atención, África es la gran desconocida.
EliminarDesarrollé la cuestión de las diferencias entre Reino Unido y USA en un primer borrador, pero la reseña quedaba muy larga y metí la tijera. Es curioso como Obinze encuentra solidaridad entre los obreros blancos ingleses, que al fin y al cabo lo ven como uno de ellos: un currante. Aparte, el lastre de la esclavitud y segregación posterior añade un factor que hace de la cuestión de la raza un tema singular y específico de norteamérica. Mucho para comentar de esta novela.
Un abrazo.
Qué buena reseña, muchas gracias. Creo que mi lista de pendientes por leer va en aumento muy aceleradamente. Me da mucha curiosidad una novela, con tinte de ensayo y tono informal de blog. ESo me hace creer que 600 páginas en realidad no me cansarán tanto. De hecho, me gustaría apoyar mucho a una escritora africana, no creo haber leído nunca a un autor de ese continente y mujer, menos.
ResponderEliminarEl libro que estoy leyendo mucho es de aventura y el personaje masculino, vaya que me ha sorprendido, por su sensibilidad que en vez de hacerlo débil me lo pareció perfilado como muy masculino y muy fijado en sus valores, que no soy para nada hormonales. Entonces este personaje Obenzi, me atrae muchísimo.
El llamado de atención que haces a los escritores de best sellers lo aplaudo. Cierto que se le da mucho a los jóvenes adultos un prerrogativa de lo que debe ser un hombre, que está muy distante de lo que en realidad hace funcional una relación de pareja (al menos una relación madura y responsable). Gracias por la reseña. Lo buscaré todo lo que pueda.
Es verdad, la idea de masculinidad imperante es la de una persona tóxica, psicopática. Hay hombres así, que duda cabe, pero no son mayoría. Si lo fueran, sería imposible la convivencia. Son personas que solo saben ejercer su dominación sobre los demás. Muchos sátrapas y criminales de la historia encajan en ese perfil.
EliminarAparte del libro, te recomiendo que escuches a Chimamanda en alguna de sus charlas y conferencias en TED o YouTube. Sorprende su elocuencia y manera directa de llamar a las cosas por su nombre. No es habitual en estos tiempos.
Saludos.
Me ha gustado mucho tu entrada. Se ve que se puede sacar mucho de la lectura de esta novela. Está bien que destaques también los puntos débiles que, por otra parte, al tratarse de una novela larga es difícil que no tenga altos y bajos. Tengo apuntada Americanah desde que salió, hace ya algunos años. Me llamó muchísimo la atención. Luego, ya sabes lo que pasa, el tiempo no alcanza para todo lo que se quiere leer y a saber el porqué de que algunas lecturas se queden eternamente postergadas. Por aquel entonces no tenía ni idea de quién era Chimamanda Ngozi Adichie. Luego, por las charlas que comentas y especialmente por el libro Todos deberíamos ser feministas, me ha sido imposible no saber de ella. Te agradezco de todas formas que me recuerdes esta novela, al igual que hizo Rosa en su día. A ver si así sube puestos en la lista poco a poco y por fin me animo a leerla.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo creo que sí, pensando por ejemplo en el final, cuando Ifemelu regresa a Nigeria y su reencuentro con Obinze. Es una parte que me ha gustado mucho y apenas señalo en la reseña.
EliminarLo de las listas, ya sabes. Este libro lo compré hace un año. Muchas veces lo hago porque si no, entre tantas sugerencias, me lío. Ya habrá luego tiempo de hincarles el diente, los libros no enrancian.
Un abrazo.