Félix Grande (foto: http://naufragosentiemposagrafos.blogspot.com.es/) |
Félix Grande nació
en Mérida, en plena guerra civil y pasó su juventud en Tomelloso, hasta que en
los años 50 se trasladó a Madrid. Los estudiosos lo ubican entre la poesía
social del 50 y el escepticismo de la generación del 60, "en esa tierra de nadie situada entre
la generación del 50 y los novísimos", según sus propias palabras.
Publicó su primer libro en 1964 “cargado de preocupaciones sociales, con
cierta actitud crítica y tendencia a innovaciones formales”. Con Las rubaiyatas de Horacio Martín en 1978
recibió el Premio Nacional de Poesía
y el Premio Nacional de Ensayo en 1980 por Memoria
del flamenco. En 2004 le fue concedido el Premio Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra.
El poeta murió el 30 de enero de 2014.
La
memoria, el recuerdo de las vivencias de juventud y una profunda angustia existencial,
donde se reflexiona sobre el paso del tiempo y lo inevitable de la muerte, son temas
recurrentes en su obra. He
estado leyendo estos días una antología suya publicada por Renacimiento con el
nombre de Una grieta por donde entra la
nieve, en la que falta su último poemario Libro de familia. Así que este es un post urgente, para escapar de
ese torbellino poético, de profunda humanidad que fue Félix Grande. Que no se
me entienda mal: deseo entregarme, pero necesito tiempo. Ahora simplemente
comparto este “Beso pequeño” y sigo leyendo, a sorbos, de madrugada, en
completa soledad, que es como me gusta degustar la poesía.
Mi antología de la editorial Renacimiento (foto: elcorteingles.es) |
Para
Félix Grande, el amor jalona la vida del hombre y le arropa en sus peores
momentos. “Beso pequeño” es un ejemplo de esa vertiente de su poesía. Forma
parte del libro “La noria”, que reúne poemas de diversa temática: “una especie
de cajón de sastre donde todo cabe y nada sobra”, explica Hilario Jiménez en el
prólogo de mi edición.
El
poema está construido a partir de versos octosílabos en grupos de cuatro. Ese
beso pequeño nos inspira, “nos moja la memoria con su levadura de brasa” y su
recuerdo es como una de esas “pequeñísimas palabras que con una sola sílaba
llena de luz una cara”.
No
deja de conmoverme la belleza de versos como “el primer hilo de sol, que le
arranca al corazón de la noche la pasión de la mañana”. Lo mejor es leerlo de
forma pausada, permitir que se materialicen en nuestra mente las imágenes que
evoca y pensar, como concluye el poeta, en ese “beso pequeño y secreto” que nos
reconforta en la desdicha y abriga el frío de nuestra soledad cuando es impuesta.
Os cuento el mío, el más reciente, del que todavía palpita su huella húmeda,
como se que este blog es frecuentado tan solo por amigos. Una noche mi hijo
pequeño lloraba desconsolado; en realidad, después de un año todavía es
incapaz de dormir más de dos horas seguidas. Tras unos minutos, como aconsejan los
pediatras, acudí a calmarlo: simplemente le puse la mano en el pecho, una mano
grande y nudosa a pesar de no desempeñar trabajo manual alguno: pura genética, son
muchas generaciones de manos campesinas. Y sentí su latido nervioso
apaciguarse; luego le pasé el dorso por la mejilla aterciopelada y suspendió el
llanto un instante, me miró y noté un estremecimiento. Siguió lloriqueando
un rato más, porque los niños no se conforman tan fácilmente, pero luego acabó durmiéndose e hizo su primera
noche “del tirón”.
Ese
beso pequeño que os acabo de contar lo he sacado de su caja y me ha ayudado
este último mes a conciliar el sueño y alejar ciertos pensamientos atroces. ¿Y
vosotros, tenéis también vuestro beso pequeño, vuestro salvavidas, “pequeño,
como el tamaño en que se oculta una lágrima”?
Pequeño,
como esa gota
de lluvia
por la ventana
que nos
moja la memoria
con
levadura de brasa;
pequeño,
como esa hebra
de tiempo
llamada cana
que lleva
el oro del mundo
en su
cicatriz de plata;
Pequeño,
como ese ruido
que
casi no lleva el agua
y que
les desadormece
a los
montes sus guitarras;
pequeño,
como una de esas
pequeñísimas
palabras
que con
una sílaba
llenan
de luz una cara;
pequeño,
como el primer
hilo
de sol, que le arranca
al corazón
de la noche
la pasión
de la mañana;
pequeño,
como un candil
con una
pequeña llama
que agranda
por las paredes
una presencia
fantástica;
pequeño,
como el tamaño
en que
se oculta una lágrima
cuya
fuerza clandestina
puede
arrasar una casa;
pequeño,
como esa arruga
que hace
el pliegue de la sábana
donde
se puede leer
un gran
silencio que canta;
Así
de pequeño fue.
Y
así de pequeño basta.
¿Sabes?:
los seres, por esto
se desviven
y matan.
Yo
tengo un beso pequeño
y secreto,
que acompaña
mis asuntos
desdichados
y mis
horas solitarias.
Para
acabar, voy a incluir un video en el que Jorge Albi recita “Beso pequeño” con la
pasión que merece.
¡Qué precioso poema. Qué "peazo" de poeta es Félix Grande. Qué bonito recitado el de Jorge Albi!
ResponderEliminarAl ver el título de tu entrada rápidamente me he ido a tu blog para leerlo. Muchos motivos me guiaban: el primero, mi admiración por Félix Grande, al que siempre he seguido por su labor poética y su saber como conocedor del cante jondo; el segundo, y más actual, el que mi hijo, recientemente 'indepedizado' vive en un edificio en el que una placa dice que allí vivió el gran poeta gran parte de sus años madrileños.
Pero luego al leer tu entrada -¡qué bonita entrada!- me he quedado maravillado de tu hermosa experiencia paterno-filial (¡qué verdadera es!) y del poemazo que se marca aquí Félix Grande. Lo leo una y otra vez y no me canso de hacerlo.
Mi beso pequeño me lleva a algunos momentos finales de la vida de mi padre ya muy anciano y muy debilitado. Allí veo circular ese amor pequeño, personal, solitario... pero muy auténtico.
Un fuerte abrazo
Gracias Juan Carlos, me alegra poder compartir mi entusiasmo por Félix Grande contigo. Ese momento que mencionas, tu "beso pequeño": creo que uno muy similar fue el que inspiró al poeta. Lo he leído en una entrevista, no estoy seguro, pero tenía que ver con su padre también.
EliminarUn abrazo!
Muy bonito ese poema del beso pequeño y tus palabras que me han gustado de "ese beso pequeño, salvavidas, del tamaño de una lágrima".
ResponderEliminarNo conocía el poema, pero me parece fantástico. Gracias por compartirlo.
Una de las perlas que me llevo:
"pequeño como esa hebra de tiempo llamada cana que lleva el oro del mundo en su cicatriz de plata".
Espero que todos tengamos un beso salvavidas.
Saludos
Yo creo que sí: ese beso es el que nos ilumina en los peores días y las bellas imágenes de Félix Grande son conmovedoras. Gracias por comentar Conxita, saludos!
EliminarLa lectura siempre requiere tiempo y soledad, y pienso que la poesía más que ningún otro género.
ResponderEliminarQué preciosidad el poema que nos dejas y qué preciosa tu entrada. Gracias también por compartir tu beso pequeño con nosotros.
En lo pequeño se esconde siempre lo grande de la vida, por eso recurrimos a ello como salvavidas. Es lo que nos ancla.
Un abrazo
Coincidimos entonces, Lorena. El poema abunda en esa cuestión: las pequeñas cosas y el potencial de vida que esconden, del mismo modo que nos alimentan.
EliminarUn abrazo
La editorial Renacimiento (que por cierto, es de aquí, sevillana) tiene verdaderas joyas. Yo tengo algunos libros de esta colección, cuya edición me parece muy bonita.
ResponderEliminarNo he leído aún nada de Félix Grande, así que me anoto buscar algo de su obra y buscaré esta antología. El poema que has escogido es precioso pero a mí no me ha dicho mucho cómo lo recita Jorge Albi, no sé, llámame rara ...
Ains, y qué sería de nosotros, desdichados mortales, sin algún beso pequeño guardado en la memoria ...
bsos!
Eso creo yo, que todos necesitamos de ese "beso pequeño" que nos de el empujoncito. En cuanto al recitado de Jorge Albi, ya sabes que para gustos colores. Aprecio mucho tu opinión por sincera.
EliminarUn beso, sevillana.
Hola, Gerardo. No conozco a este poeta, pero me haré con el libro que recomiendas, porque me han fascinado los versos que nos has ofrecido. Me ha encantado ese "beso pequeño".. "como el tamaño en que se oculta una lágrima"... como bien dices, es para saborearlo despacito.
ResponderEliminarUn beso, el mío "enorme"
Gracias, Chari. Félix Grande se crió en mi ciudad, a la que estaba muy unido y además de su poesía dejó para la posteridad "La balada del abuelo Palancas", donde cuenta la historia de su familia campesina, que es la de muchos de nosotros, en realidad y por eso le tenemos tanto aprecio. Besos!
EliminarQué “pequeño” tan grande nos has traído. Grande como el apellido del autor de tan bonitos versos. He leído el poema varias veces porque no sé leer poesía. Yo soy de las que va corriendo a todas partes, siempre con prisas mirando el reloj y mientras estoy haciendo algo pienso a la vez en la siguiente tarea a realizar. Pensando en las cosas "grandes" se me escapan las "pequeñas".
ResponderEliminarGracias a tus serenas reflexiones estoy aprendiendo a sosegarme, al menos en la lectura.
Un beso.
Creo que la poesía es un buen antídoto para el mundo de prisas y distracciones múltiples que nos rodea. Ponerse a leer en soledad, de manera sosegada, pensando en cada verso, es casi terapeútico. A mí cada vez me resulta más difícil, pero reconozco su valor.
EliminarBesos!
Gerardo en tu último relato donde el protagonista recogía un premio,recuerdo haberte dicho que me causó mucha empatía porque precisamente el sábado anterior a que tú lo publicaras, en el salón de actos de la Biblioteca Municipal de nuestra ciudad, hubo un evento homenaje a Félix Grande donde se presentó un libro de poemas escrito por varios amigos del poeta.
ResponderEliminarNo sé porqué relacioné tu relato con dicho acto, aunque ya me explicaste que lo habías escrito hace casi un año.
Verás a mí Félix Grande me conquistó con "La balada del abuelo palancas" y desde ahí su poesía.
Supongo que me pasó lo que a ti, que la historia me identificó con mi tierra, sin obviar su gran sensibilidad que asoma en poemas como este que has subido.
La última vez que estuve en Madrid cuando subí al metro, pude leer un pequeño fragmento de este libro en una pared del vagón, qué quieres que te diga, me emocionó enormemente. Félix Grande para mí es eso: Un grande.
Un abrazo Gerardo.
Mi caso fue un poco peculiar. Sentía atracción por Félix Grande sin haberlo leído, porque a través de García Pavón conocía parte de su historia: la de una persona de origen humilde, de extremada sensibilidad, autodidacta, etc.
EliminarLo primero que leí y no pude acabar porque cayó en mis manos en plena época de exámenes y a traves de la biblioteca fue "Memoria del flamenco" (una edición malísima, en papel de hoja tipo Biblia). Me fascinó su manera de narrar y ese verano (trabajando con mi padre en los albañiles, jaja, eso si es una historia) leí una entrevista que le hicieron en Alcobendas, donde se le valoraba entonces más que en nuestra ciudad (todo hay que decirlo), era el año 2001, el de los atentados de N. York y hablaba sobre todo de César Vallejo, que también me gusta y me impresionó muchísimo una frase en la que comparaba la poesía de Vallejo con masticar cristales o algo así.
Resumiendo, que me enrollo: casi sin haberlo leído nació una gran empatía y fascinación hacia el poeta, lo que es muy curioso. Debió de ser algún tipo de intuición, porque al leerlo (todavía estoy en ello) se confirmó todo lo que yo esperaba de él; no en vano en aquella charla en la biblioteca lo calificaban de "hombre bueno", derrocha humanidad. Y su mujer Francisca Aguirre también se merece otro post, tengo una antología en casa y es preciosa.
Un abrazo!
Me encanta este hombre y has puesto un ejemplo magnífico de sus letras.
ResponderEliminarNo dejaba indiferente a nadie: sentía la poesía, sin imposturas. Era auténtico y queda muy poca gente como él. Me alegro que te haya gustado.
EliminarSolo he leído del autor La balada del abuelo Palancas que me gustó mucho y me gustaría releer antes de meterme con otro libro suyo. Es un autor que he conocido hace bien poco y me ha sorprendido mucho. Besos
ResponderEliminar¿Llegaste a reseñarlo? Es un libro muy especial, lleno de magia y al estar ambientado en mi ciudad y tratar sobre una saga familiar de origen campesino me identifico mucho con él. Yo también le tengo pendiente una relectura!
EliminarPues te parecerá extraño, pero yo desconocía la existencia y obra de este hombre. El poema revela a un hombre de profunda sensibilidad. Se entiende el título. Muchas gracias por aportarme algo nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así lo creo, sin conocerlo. Tan solo lo escuché una vez en una conferencia y es de esos momentos que te impactan. No todos los días topa uno con un verdadero poeta.
EliminarUn abrazo!
No me extraña que no pudieras retener todo lo que provoca la lectura de Félix Grande. Y yo me alegro, porque es un lujo encontrarse con este enorme poeta que a mí me trae recuerdos de cuando empecé a leer poesía y se coló él, y menudo meneo me dió, un salvavidas y una revolución, eso fue conocer a Felix Grande. Un "beso pequeño".
ResponderEliminarGracias por compartirlo, y por hacerlo así.
Un abrazo
Me pueden las prisas, es que tiene uno tan poco tiempo. La poesía hay que degustarla con pausa y sin prisas. Para mí también fue un revulsivo y un camino a seguir.
EliminarAlgún día tienes que contarnos más a fondo sobre tus lecturas poéticas y su huella.
Un abrazo
Lo cierto es que transité por varias ideas hasta llegar al final del poema, soy adicta a la lógica, no lo puedo superar. Intentaré desprenderme por un segundo de mi adicción y diré: Que el resumen es la trasmisión del amor, y que es real, estoy convencida que fluye en forma de energía, y si eres capaz de sentirlo o imaginarlo no importa que sea tan breve como un instante. Pura ley de Ohm. Buena entrada amigo.
ResponderEliminarMe gusta esa interpretación del poema, ¿por qué no? El amor, las emociones en general, tienen su ciencia y eso no les quita un ápice de poesía. Saludos!
EliminarMuchas gracias por traerlo, yo no lo conocía, ni el autor ni el libro, y siempre se agradece ver que hay otras opciones.
ResponderEliminarBesos
Es un autor muy especial, además muy vinculado a mi ciudad. Celebro que te haya gustado. Saludos!
EliminarNo he leído a Félix Grande pero voy a intentar ponerle remedio. Ese poema es una maravilla, igual que el pequeño beso que cuentas con tu hijo. Sí, tengo unos cuantos besos pequeños (con mis hijos muchos pequeños besos, sobre todo cuando eran pequeños), besos que se guardan en nuestra memoria y que cualquier cosa puede hacerlos recordar al estilo de la magdalena de Proust.
ResponderEliminarAbrazos!!
La verdad es que es uno de mis poemas favoritos. Me ha gustado esa alusión a la magdalena de Proust, hace poco pusieron en televisión "La prima Angélica" de Carlos Saura y también trata el poder de ciertos objetos o gestos para evocar todo un pasado.
EliminarUn abrazo.
Bonita propuesta poética...no lo conocía y me necantará darle una oportunidad y compartirla contigo¡¡ un fuerte abrazo¡¡ gracias¡¡¡
ResponderEliminarMerece la pena, te lo garantizo. Un saludo, Francis.
EliminarConfieso que no he leído mucha poesía en mi vida. Sin dejar de asumir mis propias culpas y desidias, atribuyo gran parte de la causa a aquellos comentarios de texto tan técnicos que teníamos que perpetrar durante la EGB. Siempre los consideré una disección anatómica antes que una invitación a apreciar su belleza, a sentir, y a dejar viajar el corazón a donde quiera que los versos le lleven. Por eso, cada vez que leo poesía, me asalta la admiración del neófito.
ResponderEliminarDisquisiciones sobre propios traumas infantiles aparte, y respondiendo a tu pregunta, creo que sí, que todos tenemos nuestros pequeños besos. El último, que no di sino que recibí hace apena 12 horas: un paracetamol y un vaso de agua a las cuatro de la madrugada, para aplacar los temblores de una fiebre inoportuna. Y, como dice el poeta en su penúltima estrofa, por esos pequeños besos, yo me desvivo.
Compartimos días febriles, entonces. Como campan a sus anchas virus y bacterias estos días, jeje.
EliminarTienes razón respecto a que los sistemas educativos prefieren la forma al fondo y marginan la belleza, como si los niños o adolescentes no fueran permeables a ella.