Ya va para dos semanas sin poder publicar una entrada, por diversos motivos. He leído más bien poco y seguido los blogs amigos a trancas y barrancas. Y claro, he escrito menos, por eso saco del arsenal de reseñas de emergencia este libro peculiar, que dudaba entre incluir o no en el blog. Al final, quizá por efecto de la fiebre (que se bate en retirada, por fin), comparto con vosotros la lectura de A Contrapelo.
A
Contrapelo narra las andanzas del decadente aristócrata y dandi Jean Floressas des Esseintes, que
hastiado del mundo y de chapotear en las aguas del vicio, decide recluirse en
una mansión para disfrutar de todo lo que le apasiona y la sociedad
en la que vive, utilitarista y vulgar, no es capaz de apreciar o entender. Así,
entre neurosis y ataques de pánico, Des Esseintes desgrana sus gustos
literarios y artísticos. Las periódicas crisis que sufre el asceta, sus
vómitos, desvanecimientos y alucinaciones, separan cada uno de estos tratados
estéticos, que incluyen la literatura latina, eclesiástica y profana, la poesía
y la pintura, pero también su afición a los perfumes, los muebles y las plantas
exóticas.
El refinamiento y sensibilidad de Des Esseintes, que casi se expone como una enfermedad mental, choca con un mundo dominado por el materialismo y la vulgaridad, por eso el título traducido como A Contrapelo, pero que también podría ser “A contracorriente” (según explica el traductor). Al parecer fue un libro revolucionario en su época, porque rompió con los esquemas de la novela tradicional: no hay intriga, predomina el monólogo interior y hay un único personaje principal, abriendo nuevos caminos en los que profundizaron después autores como Proust y Joyce.
El refinamiento y sensibilidad de Des Esseintes, que casi se expone como una enfermedad mental, choca con un mundo dominado por el materialismo y la vulgaridad, por eso el título traducido como A Contrapelo, pero que también podría ser “A contracorriente” (según explica el traductor). Al parecer fue un libro revolucionario en su época, porque rompió con los esquemas de la novela tradicional: no hay intriga, predomina el monólogo interior y hay un único personaje principal, abriendo nuevos caminos en los que profundizaron después autores como Proust y Joyce.
Dos
cosas me atrajeron de A contrapelo.
La primera es el virtuosismo del autor; su estilo reúne tantos elementos de
mérito que sobrepasa mis capacidades; si los he podido valorar como lector, al menos en parte. Y eso a pesar de que el traductor
advierte de la dificultad en trasladar al castellano el francés de Huysmans.
La
segunda, tiene que ver con la personalidad y pensamiento de su protagonista,
Des Esseintes. Aquí me explayaré con gusto, contando algunas de sus peripecias. En esta parte casi pasamos de la reseña al resumen, pero no logro resistirme. Para empezar, su falta de moral.
Por ejemplo, cuenta como trató de pervertir a un joven, con la esperanza de convertirlo
en un futuro criminal o convenció para que se casara a un amigo suyo, sabedor de que
la experiencia sería un fracaso: lo hizo solo para regodearse con el cúmulo de desgracias
que podrían padecer.
Des Esseintes in his study, by Arthur Zaidenberg (Against the Grain, New York, Illustrated Editions, 1931). En un ángulo está la famosa tortuga del esteta. (Foto: Wikipedia) |
Des
Esseintes también es un pesimista a lo Schopenhauer, tema expuesto a través de la visión
de unos niños que observa pelear a los pies de un árbol. Los débiles son
aplastados sin misericordia por los más fuertes. ¿Por qué traer un hijo al
mundo? ¿Para qué vivir?
Nuestra protagonista es un esteta, no cabe duda. Llega al punto de transformar a una
pobre tortuga para que encaje con la decoración de su casa y así manda engarzarla con piedras preciosas (ojo, nada de diamantes, que representan la vulgaridad de su
época, algo más oriental y decadente). Su lectura hará poner el grito en el
cielo a los animalistas. Des Esseintes no se conforma con beber un chupito de vez en cuando, sino que diseña el llamado “órgano de boca”, con el
cual extrae gotas de diversos licores para componer sinfonías: iba bebiendo una gota aquí y otra allá que
le llegaba a producir, en la garganta y el paladar, unas sensaciones análogas a
las que la música produce en el oído.
También enumera sus preferencias artísticas (bien mirado, el libro es casi un
ensayo o tratado de estética). Uno de mis pasajes favoritos es sin duda la
descripción del tema de Salomé, pintado por Gustave Moreau. Las obras cobran
vida en la prosa de Huysmans y uno casi se siente decepcionado cuando acude al
original. La palabra supera en esta ocasión a la imagen. Odilon Redon, Greuze,
Goya e incluso un pequeño cuadro del Greco, completan su colección.
Respecto
a sus grabados de Goya, a Des Esseintes le apena el reconocimiento y fama
universal del pintor español, tanto que renuncia a enmarcarlos para evitar los
comentarios facilones y aprendidos de memoria de una legión de impostados admiradores.
Para Des Esseintes, solo unos pocos, gracias a una sensibilidad innata
potenciada por el estudio, pueden aprehender el hecho artístico, negando la
universalidad de la obra de arte.
El
retrato de sus escritores contemporáneos favoritos acaba de completar el universo
personal de Des Esseintes, con Baudelaire a la cabeza, a quién tiene dedicado
una especie de altar. La música ocupa menos espacio en sus reflexiones, en
parte porque asume su escaso conocimiento y en parte porque (se refiere a la
música profana) es un arte de
promiscuidad por el hecho de que uno no la puede apreciar en su casa a solas,
como se lee un libro.
Para no caer en el esnobismo, ni fingir lo que no soy, admito
que algún capítulo se me hizo cuesta arriba. En concreto, casi me provoca un corte de digestión la enumeración y valoración
de ciertos escritores eclesiásticos, durante páginas y páginas. Sin embargo, tengo que decir y esto lo añado a la reseña que escribí (y he acortado, porque era más bien un resumen) en su día, que disfruté con la profundidad y belleza estética de A contrapelo y fue una gran suerte haber dado con él, de casualidad. Como la casualidad quiso también que al poco tiempo Houellebecq publicara Sumisión, donde el protagonista es a su vez especialista en Huysmans y por supuesto ama A Contrapelo.
Un personaje peculiar este Des Esseintes, tal como lo describes dan ganas de saber más de él. Lo de ir a contracorriente ya es un acicate para conocerle mejor.
ResponderEliminarEn cuanto a ese "desprecio" por Goya y esa admiración por Baudelaire ¿no será el reflejo del subconsciente del autor? ese chauvinismo tan francés que hace exaltar lo propio y despreciar lo ajeno, especialmente si lo ajeno viene de España. ¿O soy yo que me estoy poniendo patriotera?
Me alegro que los virus te dejen volver a escribir.
Un abrazo.
No, sí Goya le gusta. Lo que no soporta es que sea popular y por eso desiste de exponer sus grabados, para evitar los comentarios de los "entendidos". Des Esseintes no es nada patriotero, al contrario. Es un esteta, lo suyo es la belleza y lo demás le importa bien poco.
EliminarGracias por tus ánimos, pero los virus siguen en casa, cebándose con el resto de sus habitantes.
Un abrazo.
El personaje resulta tentador aunque ahora mismo tengo a la vista lecturas que me apetecen más. Me anoto no obstante al autor quién sabe si para más adelante.
ResponderEliminarLas casualidades existen y a veces parece que hay autores o libros que te persiguen.
Espero que te mejores pronto.
Saludos
Es todo un personaje, es verdad. Aunque a veces pone de los nervios. Estaría bien que Des Esseintes fuera rescatado y revivido. Ya empiezo a revivir yo también, Lorena. Gracias.
EliminarNo conocía al autor, y por tanto tampoco el libro. Hay cosas que me atraen (que sea un monólogo interior, que sea "a contracorriente", la personalidad del protagonista...) y otras (esa parte que a ti se te ha atragantado también) que no tanto. Me resulta curioso lo de Goya, al principio lo percibí como negativo, pero me doy cuenta que es una forma de proteger lo bello: no exponerlo a las masas que no saben apreciarlo.
ResponderEliminarNo sé, me parece un libro curioso, lo que pasa que es de esos que necesito tener delante para saber si sí o si no, y me da que no es un libro fácil de encontrar. Indagaré.
Un abrazo. ¡Y cuídate!
Des Esseintes tiene ese concepto de la cultura como reducto de unos pocos. Echaría pestes de la universalización del arte y lo que llamamos cultura popular. Supongo que hay que entenderlo en su contexto (fue escrito a finales del XIX). Es un libro muy peculiar, bellamente escrito y que se anticipa a la literatura del s. XX en muchos sentidos. Yo lo encontré en la biblioteca.
EliminarUn abrazo y gracias. Maldita gripe.
Interesante propuesta. Literatura de finales del XIX y que permite apreciar la evolución de un estilo y recoger las secretas apetencias de un caballero elegante, pero con un costado sórdido, como cualquiera de nosotros.
ResponderEliminarMuy buena tu reseña.
Un abrazo
Gracias Maribel, es más bien un resumen. El libro, al ser todo un tratado de estético requiere conocimientos muy precisos. Por suerte, el prólogo lo explica bastante bien y así se le saca todo el jugo a la lectura, que de por sí es estimulante por su prosa.
EliminarUn abrazo.
Cuando estaba leyendo tu reseña, me estaba acordando de los poetas malditos, que llevaban el refinamiento al extremo. No me a extrañado, entonces, que entre sus poetas favoritos se encuentre Badelaire. Te agradezco tus sugerentes recomendaciones. Un abrazo
ResponderEliminarSin duda Des Esseintes encaja en ese grupo, es una recomendación un poco arriesgada, pero permite apreciar una prosa excepcional y a un personaje atípico, que no se olivda.
EliminarUn abrazo.
Bienvenido de nuevo entonces ;) Tampoco yo estoy leyendo apenas y de reseñas mejor ni hablo, tengo tantas pendientes....
ResponderEliminarNo conocía el libro, ahora estoy colapsada con un montón de lecturas que me apetecen mucho, así que de momento me lo salto.
Besos
Espero recuperar el ritmo lector estas vacaciones, que además comienzan lluviosas, así que no tengo excusa. Yo también tengo cola de libros, para qué te voy a contar.
EliminarUn abrazo.
El personaje despierta, como poco, curiosidad. Lo que más me ha chocado, es lo que cuentas de su falta de moral. En cuanto a que sea una especie de monólogo interior, me gusta, pero en pequeñas dosis, no se si en este momento me apetecería dedicar mi tiempo de lectura a este libro, pero me ha encantado tu reseña.
ResponderEliminarUn beso enorme
Es un individuo curioso, este Des Esseintes. Hay una parte en la que describe a sus amantes, muy divertida. En cuanto al estilo, es así todo el rato, rompe por completo con la tradición naturalista de su época. Un abrazo, Chari.
EliminarNo conocía ni el libro ni el autor, pero me ha gustado mucho tu reseña porque has dado una idea clara del protagonista, alguien distinto de los personajes que suelen aparecer en las novelas que leemos (mejor dicho, leo), y seguro que la excentricidad y asombro que el mismo provoca son la baza con la que juega el autor.
ResponderEliminarGracias, Gerardo, ¡un beso!
Es todo un excéntrico, es verdad. Un hombre que vive solo para el arte, un arte de su gusto, claro. Tiene, eso sí, un final bastante curioso.
EliminarUn abrazo y gracias a ti por pasarte.
Pues no lo conocía, pero me ha parecido francamente interesante todo lo que comentas. Tendré que buscar algo sobre el autor y leer este libro. El protagonista parece todo un descubrimiento
ResponderEliminarBesos
Al parecer Huysmans es un clásico de las letras francesas de finales de siglo. Es mi primera novela y me gustaría leer algo más del autor, todo se andará. Des Esseintes es de esos personajes que ya no se olvidan.
EliminarSaludos!
es el precursor de Dorian Gray . el libro narra la vida interior de un dandi . sus rarezas son muy divertidas pero al mismo tiempo el libro desprende una gran desesperación y angustia , una nausea profunda . . .
ResponderEliminarAsí es, su excentricidad resulta divertida pero en el fondo subyace un rechazo al mundo en el que le ha tocado vivir. Contrasta su aguda sensibilidad en un mundo que tiende a lo homogéneo y persigue la diferencia. Muchas ideas de "A contrapelo" la verdad es que no han envejecido en absoluto...
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