El verano de 2022 sería el octavo del blog, pero me temo que no puedo seguir con la llanura. Mi capacidad de concentración está tan mermada por diversas razones que he bajado el ritmo de lecturas y se ha secado mi inspiración, así que he decidido dar el paso. No sabía si lo conveniente era escribir unas líneas o bastaba con callar, al estilo Bartleby, pero al final después de meses de dudas he decidido lo primero. En estos años he hecho buenas amigas y amigos blogueros, sobra decir que a la mayoría no los conozco en carne y hueso. Es igual. Dar la espantada sin más, a esas personas con las que he compartido tantas reseñas y de las que he aprendido, con las que he crecido como lector, que incluso me han infundido ánimos en mis escarceos literarios, desaparecer, en fin, sin decirles al menos que les aprecio, recuerdo y que sigo en pie pero soy incapaz de mantener el ritmo, me parecía poco humano. Os mando un gran abrazo virtual, mi admiración y mi amistad. Salud.