La última semana de 2021 ha sido copiosa en
lecturas, por un inoportuno confinamiento al dar positivo una de las profes de
mi hijo mayor. La primera vez, en estos dos años, que saco verdadero partido a
estar semiencerrado. He acumulado unas cuantas reseñas de buenas e inesperadas
lecturas, con lo que afronto la cuesta de enero con la carpeta del ordenador
colmada de recomendaciones para compartir. Con La
edad de la piel
estreno 2022. Dubravka Ugrešić
(1949) es una escritora nacida en
la extinta Yugoslavia y que en 1993, durante el conflicto que asoló los
Balcanes, se exilio a los Países Bajos. Creo que en la actualidad reside en
Ámsterdam. Más que de la violencia inherente a toda guerra, Dubravka tuvo que marcharse por
tomar una postura antibelicista y antinacionalista, en contra de la exaltación
identitaria del emergente nacionalismo croata. De ser paisana nuestra, la consideraríamos
integrante de la “tercera España”, por no estar ni “con los hunos ni con los otros”: Toda la historia de la desintegración de
Yugoslavia se puede observar como un teatro de la crueldad, afirma.
La identidad, a la que alude el propio título, es el tema principal de La edad de la piel. Ugrešić muestra las evidencias de descomposición de un proyecto multinacional y multiétnico en los Balcanes, suplantado por un nacionalismo excluyente que exhibe músculo y se ha adueñado de las instituciones, la economía, la cultura y el pensamiento político en aquellas tierras. En la antigua Yugoslavia el trabajador era un héroe, hoy prima la pertenencia étnica, por eso también los escritores son en primer lugar croatas, serbios o bosniacos, y solo después escritores. La pertenencia étnica es el pegamento que une a los explotadores con los explotados, a los ganadores con los perdedores. Por suerte, al desencanto Dubravka sabe agregar un cinismo casi volteriano y hace alarde de unas dotes de observación que solo están al alcance de las personas muy inteligentes. Cautiva y engancha esta colección de ensayos breves, publicados originalmente entre 2014 y 2018. Todo un despliegue de agudeza, sarcasmo y humor inteligente.
Los ensayos de Ugrešić están agrupados en diecisiete bloques, en los que la
escritora desarrolla una de sus mayores virtudes o al menos algo que me ha
fascinado como lector, su capacidad para partiendo de una anécdota extraer lo que hay de verdad en lo banal. Algo
tan trivial como hacer la compra puede dar pie a reflexionar sobre la identidad
y el exilio. Una
cita de El planeta de los simios a elucubrar (con acierto) sobre la
raíz de todo genocidio, sea político o étnico.
Monumento conmemorativo de la batalla de Slabinja, obra de Stanislav Mišić (foto: https://www.kathmanduandbeyond.com/) |
Imagino que el mayor peligro de emprender una
recopilación es el totum revolutum, o
sea, el revoltijo sin sentido. No es el caso de este tomo, porque hay varias
líneas maestras, la esencial como ya comentaba es la deriva nacionalista de las repúblicas balcánicas (poniendo más énfasis en su patria natal,
Croacia) y el auge del neofascismo. De la revisión histórica que ha lavado la
cara al colaboracionismo nazi y ha enterrado el pasado socialista (y partisano)
como una etapa vergonzante. Un ejemplo es el abandono de los increíbles monumentos
antifascistas que jalonan la antigua Yugoslavia. Se llama democracia a la
transición vivida en tierras balcánicas tras la caída del telón de acero, pero
más bien parece un latrocinio, una suerte de amordazamiento en la que la mayoría de los ciudadanos desempeña un
papel pasivo, incluso apático. La política de verdad se decide a puerta
cerrada.
Para acabar, decir que me resulta difícil abordar la reseña de un
libro de esta naturaleza, pero ha merecido la pena leerlo para quitar el óxido de la
máquina de pensar. Y es que del tema principal se derivan otros, como la ideología
del éxito: En el comunismo, uno podía
culpar al sistema, al comunismo en sí; en el capitalismo, somos los únicos
culpables de nuestros fracasos. La misoginia: Da la sensación de que, al nacer, las mujeres adoptan el peligroso meme
de que lo único que tienen para ofrecer, y lo único que pueden vender, es el
propio cuerpo. (…) La misoginia es
algo similar a la radiación. La radiación es invisible y nadie se salva de
ella. Las personas no mueren de este tipo de radiación, viven su vida y no
comprenden que hay algo malo. La estandarización del gusto, la
simplificación y la mercantilización de la cultura, el mercado ha reducido a citas toda una cultura de subversión artística.
La Europa invisible, es decir, los
refugiados y el papel de los inmigrantes o exiliados lejos de su patria. Las
paradojas y la estrechez de miras del nacionalismo, ejemplificado por la
instrumentalización de Nikola Tesla, cuyo nombre se retiró de las calles
croatas tras la guerra y a día de hoy es reverenciado en Serbia (Tesla nació en
Croacia pero era étnicamente serbio). Y al hilo de esto, el crecimiento de la
ignorancia y de la sofofobia o el
miedo a aprender.
Y si alguien piensa que nuestro tiempo es vulgar, tiene razón. No hay que avergonzarse de decirlo en voz alta, porque de todos modos nadie oye las cosas que decimos. En nuestra época digital la vida misma se percibe como un carnaval. Gente exhausta se troncha en los selfis y repite por milésima vez su felicidad. (…) La compasión se ha expulsado de la sociedad actual basada en la felicidad absoluta. Cada uno se ocupa de su vida, de su pequeña vida. Y mientras la gente siga obsesionada mirando su propio reflejo en las pantallas planas, no habrá sitio para las vidas de los otros.
Me ha interesado muchísimo tu comentario sobre este libro de Duvravka Ugresic porque expresa muy bien su perspectiva lo que pienso de los nacionalismos que disolvieron Yugoslavia. Nadie fue inocente, salvo las víctimas del odio desatado. Todas las naciones que se consideraban hermanas sacaron lo peor de sí mismas, es lo que hace el nacionalismo, que destruyó la vieja Europa. Me identifico con Duvravka totalmente y admiro su exilio de la nueva Croacia. No lo voy a leer, al menos de momento, porque tengo otros planes lectores, pero ganas no me faltan. Asco me da todo lo que rodeó a la desintegración de Yugoslavia y escribí en los años noventa sobre ello. Gracias por acercarme a este autor.
ResponderEliminarHola, Joselu. Me ha sorprendido mucho todo lo que Ugresic cuenta sobre Croacia, resulta espeluznante. Sobre todo, el revisionismo en torno a la Ustacha, organización que estuvo detrás de uno de los peores campos de exterminio de la historia en Jasenovac. Da la impresión de que la zona sigue siendo un polvorín, azuzado por el nacionalismo étnico y el borrado de la historia de convivencia anterior da que pensar. Seguro que si algún día le echas un ojo a "La edad de la piel", no lo sueltas.
EliminarSaludos.
Hola Gerardo: Me ha venido de perlas tu reseña, ya tengo mi auto regalo de Reyes. Cuídate y feliz año. Saludos.
ResponderEliminarHola, Pura. Yo todavía tengo que salir a por mis compras de última hora y también tengo algún libro en la lista, jaja. Mis mejores deseos para este 2022, un abrazo.
EliminarImpresionante este libro y muy instructiva y clarificadora tu reseña, Gerardo. Cada vez que oigo hablar de la Yugoslavia multinacional me pongo a pensar en nosotros mismos: Si España lleva camino de convertirse en un país plurinacional o algo parecido, habida cuenta de que muchas de estas naciones explotan el filón identitario para diferenciarse de los otros y como bien dices sólo usan la identidad étnica como pegamento y así obviar las diferencias de clase, miedo me da de que nos pueda ocurrir algo semejante. Espero que no, pero...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Gerardo
Bueno, visto el conflicto vasco en perspectiva y el reciente "procés" catalán parece que estamos a un paso de balcanizarnos. Pero leyendo el libro de Ugresic se ve que hay diferencias, la transición por aquellas latitudes fue más traumática y el nacionalismo excluyente ha hecho un borrado total de la historia reciente de la región. Pero vamos, yo no descartaría nada.
EliminarUn abrazo.
Tremenda la cita final, pero muy cierta.
ResponderEliminarLas pocas veces que me he acercado a la literatura de la extinta Yugoslavia o bien a libros ambientados en su conflicto étnico o en los años posteriores han resultado muy buenas experiencias. Tienen muy buena pinta estos ensayos. Nunca me canso de leer sobre la identidad y, además, eso de partir cada uno de ellos de una anécdota anodina me parece muy interesante.
Tomo buena nota y espero tus próximas recomendaciones fruto de ese inesperado final de año tan lector. Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga.
Un abrazo
Copié varias hojas con citas, pero me he cortado al hacer la reseña y he dejado solo algunas. El libro era de la biblioteca, se ha librado de un subrayado intensivo. He anotado además muchas referencias culturales, como películas, grupos, etc. Lo más insólito para mí es el abandono de los increíbles monumentos de la era socialista. En España, fíjate, al Valle de los Caídos ni se le ha tocado, por citar un ejemplo conocido. El revisionismo histórico y el auge del neofascismo en Croacia también da un poco de miedo. No creo que Ugresic sea bien recibida en su país por los que mandan, después de la cera que les da en el libro. Si es que la leen. Sobre el tema de la ignorancia supina de las élites post-comunistas y cómo lo disfrazan exhibiendo pretensiones artísticas también hay un capítulo magistral.
EliminarUn abrazo.
Me has cautivado totalmente con esas citas. He pensado tanto a raíz de la guerra de Yugoslavia en esas cosas (comunismo, capitalismo, democracia, nacionalismo...) que creo que este libro está escrito para mí.
ResponderEliminarEste año además quiero, aparte de a los clásicos, darle más espacio al ensayo.
Un beso y muy feliz 2022.
En ese caso esta una buena opción, además que el libro toca otros muchos temas y con gran ingenio. Lo cogí de la biblio no con muchas expectativas y me lo he pasado en grande leyéndolo.
EliminarFeliz noche de reyes.
Ya lo estoy leyendo y me está gustando mucho. Lo que veo difícil es hacer una reseña. A ver si me sale algo. Si no, igual lo dejo sin reseñar. Gracias por la recomendación.
EliminarSi, lo de la reseña es complicado porque habla de infinidad de temas. Lo al final me centré solo en algunos, sino es imposible. Me alegra que te guste, sabía que no te dejaría indiferente.
EliminarDe esta autora leí "Baba Yaga puso un huevo" y me sorprendió por su originalidad.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Si, conozco el título y tiene una pinta estupenda, un experimento a partir de uno de los mitos del folklore eslavo. A tener en cuenta. Saludos.
EliminarPasar de una clasificación "obrera" a una étnica explica muchas de las cosas que pasaron en la guerra de los Balcanes.
ResponderEliminarNo sé si tengo yo el cuerpo para afrontar una lectura así (de momento no estoy confinada, pero en la universidad están cayendo los alumnos como moscas), aunque las reflexiones que citas (capitalismo y responsabilidad/culpa o la misoginia) me parecen fantásticas.
Sobre el conflicto de los Balcanes (qué eufemismo eso de conflicto cuando fue una auténtica masacre) leí una novela que me revolvió el estómago por su crudeza, se titula "El violonchelista de Sarajevo" de Steven Galloway. No sé si la conoces.
Un abrazo.
Así lo cree también Ugresic, la deriva nacionalista fue la que rompió el proyecto de convivencia eslavo. También habla de cómo los "héroes" de esas guerras (simples caudillos militares, algunos incluso responsables de matanzas) se han adueñado de los espacios públicos y se ha borrado la huella del pasado yugoslavo. Como anécdota, cuenta cómo unos jóvenes la emprendieron con el jarrón de un parque porque recordaba en su forma a la estrella de cinco puntas socialista. Increíble. Anoto tu recomendación, no lo conozco pero pinta bien.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Gerardo!
ResponderEliminarConozco esta novela por haberla visto en la biblioteca, aunque no sabía que encerraban sus páginas, ni que forma parte de una colección de ensayos breves.
Que autora más interesante has descubierto..., es genial eso de que, partiendo de algo banal e intrascendente, ella consiga darle la vuelta y convertirlo en algo importante, remarcando lo que hay de verdad en ello. Se ve por lo que cuentas, que derrocha inteligencia y sabe plasmar sus pensamientos sobre el papel de forma también inteligente y sarcástica, ese toque de ironía también se agradece
El tema político la verdad es que en principio no me llama demasiado como lectura, en este momento, pero me ha encantado conocer tu opinión sobre la autora y lo que escribe. Aprovecho para felicitarte el 2022 y me alegra saber que tienes por delante variadas lecturas y recomendaciones para regalarnos
Besos
En la biblioteca la encontré precisamente, leí las primeras páginas por darle un tanteo y enseguida supe que tenía entre manos algo muy bueno.
EliminarAsí ha sido, estas navidades le he quitado polvo a los pendientes, que ya se vuelven a acumular, jaja.
Feliz 2022 para ti también.
Un abrazo.
Hola, Gerardo.
ResponderEliminarTe había escrito un comentario acceso de las 19 h, pero desde el móvil... Y no sé qué carajo de tecla he tocado que voló, cachos en la mar.
La región balcánica lleva siendo un polvorín desde hace casi dos siglos. En la extinta Yugoslavia nunca dejaron de existir las pulsiones nacionalistas... y al final ya sabemos lo que pasó. Los Balcanes tienen una realidad política muy compleja, y a la vez atesoran un legado cultural deslumbrante, me fascina, desde su literatura hasta su Historia.
Tomo nota de Ugresic, los párrafos que has seleccionado son de una lucidez impresionante, el del final es acojon...
Abrazo, amigo Gerardo.
Buenas, Paco. A veces Blogger funciona regular, yo también he tenido problemas a veces al comentar desde la tablet. El libro de Ugresic seguro que te gusta, toca muchos temas y para conocer la actualidad de los Balcanes me parece esencial. Me ha sorprendido mucho el descuido en el que se encuentra el increíble legado arquitectónico de la época yugoslava y el perfil casi neofascista de la gente que detenta el poder por allí. Esperemos que esa región no nos depare desagradables sorpresas en el futuro.
EliminarUn abrazo.