sábado, 13 de febrero de 2021

"Los pazos de Ulloa" y "La madre naturaleza" de Emilia Pardo Bazán



No había leído a Emilia Pardo Bazán hasta ahora, que lo he hecho por partida doble. Me condujo Pérez Galdos y tiene gracia el asunto, porque ambos escritores mantuvieron una intensa relación, que tuvo su reflejo epistolar. La fuente de mi interés fue la noticia, hace unas semanas, de un coleccionista con demasiados escrúpulos que al parecer posee —y no quiere vender— las cartas de Galdós con la escritora. Ya que la de Emilia Pardo Bazán a Galdós se conoce y publicó hace años, de cruzarse ambas correspondencias, más allá del morbo, creo que constituiría un gran hallazgo y el sueño de muchos lectores. A veces en torno a figuras de esta magnitud se crea una maraña mítico-académica que impide apreciarlos como seres humanos que fueron.

Los Pazos de Ulloa se publicó en 1886. Yo tenía a La Regenta como lo mejor del siglo, pero puede que esta se le acerque. Es, claro, la opinión de un lector, no más. La historia, ambientada en la Galicia rural, se desarrolla a partir de contraposiciones: la vida primitiva de la aldea, frente al convencionalismo de la ciudad, la lucha entre la moral y el instinto, etc. Esas cosas. Todo comienza con la llegada de Julián Álvarez a los Pazos. El cura, recién salido del seminario, apocado y en extremo linfático, acude para servir a don Pedro Moscoso, un hidalgo asilvestrado que vive a merced de Primitivo, su astuto criado y su hija, con la que ha tenido un niño al que llaman Perucho. Pardo Bazán, en la línea del naturalismo, hace un estudio detallado de la personalidad de cada uno de sus personajes, que se conducen ante las diversas situaciones que se les presentan tal y como se espera de su temperamento. Julián, en cierto momento, trata de enmendar la disolución moral que reina en los Pazos y convence a don Pedro Moscoso para que vaya a la ciudad a visitar a su tío don Manuel Pardo de la Lage, otro marqués en la ruina y de paso elegir esposa entre sus primas. Así ocurre, pero la vuelta triunfante de Julián, tras consagrar el matrimonio de don Pedro con Marcelina, Nucha, (de la que el cura parece enamorado, al menos de manera platónica), desemboca en un drama con un estremecedor final.

Entreverado, se describen los tejemanejes de los caciques locales durante las elecciones, soberbio retrato de las miserias políticas decimonónicas. No siempre lo pasado fue mejor. En política. En lo que respecta a literatura, la prosa de Pardo Bazán es magnífica. Qué más voy a decir. Y la intensidad de estos personajes, su profundidad y el modo vivísimo en el que se exponen sus conflictos, constituye uno de los grandes alicientes de este novelón. En especial el joven capellán, Julián, un ser cuya inocencia es quebrada para siempre en los Pazos. Es el sino de las personas hipersensibles, en algún momento la vida les escalda. Lo bueno (grande) de la literatura es cuando te reconoces en algún personaje como frente a un espejo y su destino atraviesa el tuyo.  

                                        Castillo de Pambre, Palas de Rei (Lugo) 

Tras acabarlo, supe que a los pocos meses Pardo Bazán dio a la imprenta una segunda parte, La madre naturaleza y allí que me fui. Es bien distinta a la primera, considerarla mejor o peor dependerá de gustos, porque las virtudes de narradora de Pardo Bazán brillan con el mismo fulgor. Cambia, eso sí, el enfoque. Si Los Pazos es una novela de personajes, aquí el decorado acapara mayor protagonismo. La Galicia rural es descrita con poética precisión, un paisaje de ensueño, poblado de tipos humanos singulares, que parece anclado en los márgenes del tiempo. Los mismos personajes serpentean por las lindes de La madre naturaleza, pero esta vez el protagonismo lo tienen los dos niños ya crecidos, Perucho y Manuela. Y una nueva aparición, Gabriel, el hermano pequeño de la mujer de Moscoso, que llega a los Pazos para hacerse cargo (y casarse) de su sobrina. La cuestión es si Manuela aceptará la proposición de su tío, porque anda enamorada de Perucho, el hijo que Moscoso tuvo con la criada y que por tanto es su hermano de padre aunque ambos desconocen tan espinoso asunto. El tema del incesto no gustó y he leído que fue el motivo de que en su época, público y crítica dieran la espalda a esta gran novela.

El final, como en la primera parte, es de un patetismo sobrecogedor. Quizá La madre naturaleza aporta mayor placer estético y me gustan mucho sus descripciones y los incisos etnográficos, aparcada la cuestión política de la primera parte. En cualquier caso, creo que es bueno leer ambas obras de manera consecutiva. Juntas constituyen un díptico imprescindible si se quiere ahondar en la gran literatura en español.

18 comentarios:

  1. Hola Gerardo, Pues también me lo apunto, ahora que he cogido un poco el ritmo lector. En el club de lectura de mi barrio, leímos el curso pasado La Tribuna, me gusto mucho y pensé seguir con su obra, pero como lectora promiscua que soy me "lié"con otras lecturas.
    Excelente reseña como siempre. Cuídate y un abrazo.

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    1. No he leído nada más de Emilia Pardo Bazán, así que el de La Tribuna me lo apunto, porque me ha gustado. También ando detrás de una biografía que le dedicó Isabel Burdiel, que como historiadora me gusta mucho. Tiempo al tiempo.
      Un abrazo.

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  2. ¡Hola Gerardo! Desde luego que Pardo Bazán es grande, recuerdo que su prosa me fascinaba cuando leí algo suyo de jovencita (no recuerdo exactamente qué, pero sí recuerdo su forma de escribir). Ahora ya sabes que no estoy por la labor de leer clásicos, pero me ha encantado leer tu crítica sobre estas dos novelas
    Besos

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    1. Claro, todo depende del momento. Yo estoy en el lado opuesto, jeje, me apetece lo añejo. Pero tengo épocas como todo el mundo.
      Un abrazo.

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  3. Leí ambos libros en mi época de clásicos. Creo haber comentado que durante una larga época de mi juventud, entre los dieciséis y los caso treinta años más o menos, casi solo leía literatura europea y española del XIX y mediados del XX. Creo que fue con El invierno en Lisboa cuando empecé a meterme con la literatura española de actualidad.
    Estos concretamente los leí con veintitrés años. Son una auténtica maravilla. Naturalismo puro y naturaleza al desnudo. Aparte de la perfecta prosa de Pardo Bazán, las historias que cuenta son de una dureza que sobrecoge.
    Un beso.

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    1. Así es, ya no es solo el envoltorio en sí, es que las historias y las pasiones que arrastran a sus personajes te conmueven. Estoy seguro que ese bagaje clásico te dio la gran base que tienes como lectora y más.
      Un abrazo.

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  4. Los leí hace muchísimos años... Más de veinte creo yo. Dos grandísimas novelas. Sí, estoy de acuerdo, muy cerquita de La Regenta. Aunque ésta sigue conservando el primer puesto. Son de esas novelas que tengo que releer.
    Beesotes!!!

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    1. La verdad es que se ha hecho esperar, pero ha merecido la pena. Creo que La Regenta tiene más temas y complejidad, pero como resultado final se llevan muy poco, aparte de la similitud del "cura enamorado". Sin duda es una novela de relectura.
      Un abrazo.

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  5. Yo también como otras comentaristas que me preceden leí ambos títulos hace años. Los recuerdo bien, señal de que me llegaron muy adentro y que me agradaron suficientemente. Este año que es el centenario de la muerte de la autora en el grupo de lectura tenemos pensado leer una de sus novelas para así homenajearla. Creo que elegiremos "La tribuna" que está más centrada en la revolución de 1868 que propiciaría la Iª República española. Creo que es un título que por extensión ("Los pazos de Ulloa" y "La madre naturaleza" juntas e incluso por separado son muy extensas) y por tema puede dar mucho juego en una tertulia.
    En cuanto a comparaciones entre "La Regenta" y esta de la Pardo Bazán es difícil elegir. Me quedo con el dicho que dice que toda comparación es odiosa porque, pienso, cada una tiene sus valores y sus méritos.
    Buen homenaje a la gallega pareja en una época del canario Galdós.
    Un abrazo, Gerardo

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    1. Pues tendré que anotarme La tribuna, porque además es una época que me interesa. Los pazos parece, a priori, más accesible que La Regenta, aunque esta es una obra más ambiciosa. Es cuestión de gustos y muy representativas de nuestras letras.
      Un abrazo.

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  6. No sabía que La madre naturaleza fuese continuación de Los pazos de Ulloa. Lo tendré en cuenta si alguna vez me animo. De Pardo Bazán solo he leído La Tribuna. Elegí esa lectura para participar en una iniciativa para el día de la mujer de hace ya varios años. Se centra en las mujeres trabajadoras de la época y también tiene cierto poso político. Aproveché también para ver el capítulo de Mujeres en la historia dedicado a la autora. Está disponible en A la carta de RTVE. Admiro mucho la figura de Doña Emilia. En el documental, entre otras cosas, por supuesto, se cuenta una anécdota sobre su relación con Pérez Galdós. Sabía que las cartas de Pardo Bazán habían sido publicadas. Es una pena que no se haya hecho lo mismo con las del escritor canario. Sería una delicia poder disfrutar de esa correspondencia cruzada. A mí por lo menos me encantaría.
    Un abrazo

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    1. Le echaré un vistazo, hace poco vi que también tienen la adaptación de las dos novelas que se hizo para televisión disponible. Me gusta ver las adaptaciones, aunque se tomen las naturales licencias.
      Ya somos dos respecto a la correspondencia cruzada de Galdós y Pardo Bazán. Y sospecho que no los únicos. Llegó a circular el rumor de que Carmen Polo las había quemado (el pazo Meirás fue de la familia Pardo Bazán), pero el dueño actual no quiere vender. De momento.
      Un abrazo.

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  7. Aunque tengo los libros aún están sin leer, si bien Los pazos de Ulloa siempre me tienta. Hará poco más de un año vi la miniserie que dirigió Gonzalo Suarez, y me gustó bastante. Qué buen par de lecturas te has metido, amigo Gerardo, me has metido de nuevo el gusanillo en el cuerpo.
    Por cierto, magnífica tu entrada sobre otro de nuestros grandes autores; me encanta Ignacio Aldecoa.
    Cuídate.

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    1. Hola, Paco. Me alegra tener noticias tuyas y que hayas recuperado el gusanillo lector, te he hecho alguna visita estos meses y he visto que tenías el blog parado. Con Ignacio Aldecoa tengo otra pendiente, la verdad es que disfruto leyendo clásicos.
      Un abrazo.

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  8. Personajes y paisajes gallegos me atraen por igual, así que me apunto los dos títulos (creo que leí de adolescente la de los pazos, pero leyéndote creo que no o no me acuerdo de nada).
    Por filiación materna tengo un vínculo muy estrecho con la Galicia rural y me atrae todo lo que se cuente sobre ella y desde el conocimiento (aún recuerdo con horror un finalista Planeta que se le ocurrió escribir sobre el tema "de oídas" a tenor de lo que le salió).
    Pardo Bazán y Torrente Ballester son de lo mejor para contarnos cosas de esa Galicia. Hay otra escritora, no tan encumbrada como los que he citado, pero que también conocía su Galicia "natal" muy bien (en realidad nació en Santander pero se crio en Nigrán), me refiero a Elena Quiroga, su novela premiada con el Nadal en los años cincuenta, Viento del Norte, es una delicia y si no la has leído te la recomiendo.
    El bosque animado, de Fernández Flórez es otra joyita gallega. En fin, no me enrollo más.
    Por cierto, a mí también me gustaría conocer esas cartas entre Galdós y la Bazán, reconozco que el morbo de saber qué se traían entre ellos me puede, pero también saber si en la intimidad de una amistad tenían el mismo estilo literario a la hora de plasmar sentimientos propios.
    Un abrazo, Gerardo.

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    1. Tomo buena nota de Elena Quiroga, me apetece este tipo de lecturas. Cuando era más jovencito leí con fruición a Manuel Rivas, al que le he dedicado varias entradas en el blog. Me gusta mucho el norte, es una pena que me pille tan lejos.
      Buena apreciación sobre la correspondencia de Galdós-Pardo Bazán, creo que hay de todo, jaja. Y es eso está bien, porque los acerca a la gente normal sin necesidad de bajarlos de su pedestal.
      Un abrazo.

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  9. Tuve que desarrollar Los pazos de Ulloa en la literatura de Bachillerato para el examen de selectividad en dos años sucesivos ante mis alumnos, especialmente chicas. La obra, que ya había leído hace tiempo igual que La madre Naturaleza, es una maravilla. Todos los elogios que se le haga son merecidos. Querría traer aquí la escena final de Los pazos, cuando Julián vuelve al pazo años después y se enfrenta a la muerte de Nucha y va a ver su tumba. El sacerdote empieza a orar ante ella, pero la emoción es tal que "cayó de hinojos, abrió los brazos, besó ardientemente la pared del nicho, sollozando como niño o mujer, frotando las mejillas contra la fría superficie, clavando las uñas en la cal hasta arrancarla". Esta escena me fascina y yo la interpreto sexualmente en el modo desgarrador que el besa y se frota contra la tumba como le hubiera gustado hacer con Nucha en vida. Mis alumnas decían que mi lectura era muy imaginativa y que ellas no veían eso..., que era ternura, recuerdo... Para mí es muy evidente el sentido erótico de ese arranque ante la tumba de Nucha. ¿Cómo lo ves?

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    1. Hola, Joselu. Yo creo que sí, Julián cae enamorado de Nucha y vive una tremenda lucha interior. La pasión del cura no pasa inadvertida para los que le rodean, llega casi a las manos con Pedro Moscoso cuando descubre las marcas que tiene la joven y es utilizada por Primitivo, que es su opuesto, como se deja ver al principio cuando emborrachan a Perucho. No dejan de ser alusiones, pero Julián, como Fermín de Pas en La Regenta, es un cura enamorado que vive un conflicto entre instinto y moral. También veo a Julián consciente de su carácter pusilánime, que quizá en el fondo no acepta. Su reacción ante la tumba de Nucha puede ser de rabia porque estuvo en su mano haber evitado aquel desenlace.
      Seguro que hacías disfrutar a tus alumnos con esta lectura, en mi región leen a Valle-Inclán y les entra peor.

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