Además
del terreno seguro de lo literario, me atraen las lecturas divulgativas, no
solo de Historia, Filosofía o Antropología, donde tengo más puntos de
referencia, también me gusta asomarme al mundo de la Biología y la Física. Hay
autores valiosos, magníficos y el formato libro te permite ahondar más que el
clásico documental cuyo efecto en muchas ocasiones dura lo que una nube de
verano. Para el caso que nos ocupa hoy en la llanura, El ADN dictador, se trata
de una eficaz introducción al mundo de la genética. Lo dice un lego en la
materia que en ningún momento se ha sentido desorientado ni confuso con su
lectura (de ahí lo de “eficaz”). Su autor, Miguel
Pita, es doctor en Genética y Biología Celular. Imparte clases de Evolución
y Genética en la Universidad Autónoma de Madrid y este bagaje docente intuyo
que ha sido clave para ofrecer un libro instructivo y ameno a la vez.
El ADN dictador está
estructurado en torno a cuarenta capítulos muy breves, que por separado podrían
funcionar como artículos periodísticos (o un post). Estos capítulos tienen una
entradilla con sugerentes ilustraciones, donde se lanzan preguntas que a todos
nos asaltan de vez en cuando y ante las cuáles la ciencia puede ofrecer indicios
de respuesta. Por ejemplo, el primer capítulo, que se titula “el microchip que
llevamos dentro”, comienza así:
¿Somos por completo dueños de nuestro destino, o estamos condicionados desde que fuimos concebidos por nuestros padres? ¿Estamos sometidos al designio de nuestros pequeños dictadores, los genes? ¿Nacemos o nos hacemos?
Hay un
tono didáctico muy marcado, como debe de ser. El hilo conductor es una mujer
ficticia, Ale, cuyas dudas y observaciones cotidianas dan pie a muchos de los
temas tratados. Los ejemplos, datos y cifras, a veces son meramente
ilustrativos (el autor siempre lo advierte) y sirven para reforzar la
comprensión de aquellas cuestiones más arduas. Pensando en esto, quizá no sea
un libro para expertos, pero, ¿para qué quiere uno que le expliquen lo que ya
sabe? La cuestión es cultivar la tierra inculta, no arar lo ya arado.
El ADN dictador está
bien estructurado y se mueve de lo general a lo particular. Después de ofrecer
una panorámica general o introducir un concepto, por ejemplo, la nutrición, le
sigue algo más concreto y sugerente, en este caso nuestra humana afición al
dulce.
La
selección natural es planteada a fondo, Pita trata de desmontar la
tergiversación decimonónica que todavía persiste y que el define como “La
(chorrada de la) supervivencia del más fuerte”. De gran interés son los
capítulos dedicados a la deriva por azar. Ambos conceptos conducen al meollo de
la cuestión, “el 2-ADN, la macromolécula que nos configura”. Es sugerente pensar,
sobre todo por el difícil encaje con el reduccionismo-apisonadora actual, que cada
persona es una de entre millones de combinaciones posibles. En concreto:
Tener el 2-ADN dividido en 23 pares de cromosomas quiere decir que para cada matrimonio hay 70.000.000.000.000 de posibles hijos distintos, aunque muy parecidos entre sí, que son las formas de combinar los 23 pares de paquetes (sin contar el sobrecruzamiento ni las mutaciones).
En el
capítulo “la mutación es bella”, Miguel Pita nos enseña que las modificaciones casuales
del ADN “son las culpables de la evolución, para bien y para mal”. Puede que
una simple mutación esté en el origen de la expansión del neocórtex humano, un clic
casual que encendió la mecha de nuestra inteligencia. De verdad que no entiendo por qué la gente se devana los sesos con las religiones, con lo fascinante que es
la ciencia. Como es rutina en El ADN
dictador, Miguel Pina trata de desmontar mitos respecto a las mutaciones, que
serían pre adaptativas y no al revés.
Conocer
que existe un nexo de unión entre todos los seres vivos del planeta es hermoso,
hay una poesía que subyace, aunque enseguida venga un jarro de agua fría: los
virus. Esos “supervivientes a costa ajena”.
El autor (en la foto) aborda cuestiones que han hecho devanarse
los sesos a cerebros de generaciones y culturas diferentes: el libre albedrío y
la teoría de la tabla rasa. Una de las cosas que me gusta de este libro es que
no ofrece respuestas categóricas. Se aportan indicios, pruebas, afirmaciones,
con infinita prudencia. Se deja un campo para el debate y la reflexión. No es
dogma y esta es diferencia esencial entre ciencia, religión e ideología (que no
deja de ser una forma de religión, ya que el matiz se persigue como
disidencia).
Hay
que decir que Miguel Pina se moja. ¿Influye —que no determina—la genética en la
infidelidad? ¿Y en la orientación sexual? ¿La monogamia tiene una base cultural
o hay indicios en nuestra naturaleza? ¿El comportamiento reproductor de hombres
y mujeres puede estar condicionado por sus células sexuales (la llamada varianza de fitness)? Hay unos capítulos
muy interesantes respecto a lo que él llama “la pareja perfecta”, esto es, lo
que el ADN nos señala a la hora de buscar una media naranja, que no es sino una
vía de nuestro gen dictador para perpetuarse y saltar otra generación. Sin llegar a negar la
maleabilidad de nuestra especie, fuertemente influida por su nicho cultural y
con un cerebro, como explica Pita, bastante mentirosillo.
El
amor, el miedo a la muerte y otros comportamientos inconscientes son tratados
al final, creo que con menos consistencia o detalle que los anteriores. Quizá
Miguel Pita creyó que el libro se alargaba demasiado (350 páginas de ciencia,
buff, aunque yo las prefiero a mil de Ken Follet). O temía entrar en terrenos
pantanosos. Expresión de los tiempos que vivimos, donde cualquiera puede
sentirse ofendido y hay que hacer pasar todo (quepa o no) por el aro de lo que debe ser, es el epílogo final. Voy a citar un extracto, donde me apena que el autor deba pedir disculpas por si las moscas. El resto lo suscribo por completo y
dejo así aleteando el mensaje sabio de un sabio para acabar.
Espero que la lectura no provoque reacciones adversas. La vida es un acontecimiento impresionante, aunque puede tener aspectos que no coinciden con los deseos expresos de las sociedades humanas contemporáneas. Querría que tampoco ofenda a nadie lo que escribo sobre comportamiento humano, pues no es mi mundo ideal, es el que observamos quienes dedicamos tiempo a analizarlo y describirlo (…) La biología es como es y la buena noticia es que podemos controlarla; no perdamos el tiempo criticándola ni desacreditando a quienes la estudian (…) Miremos hacia los lugares que necesitan un arreglo, y que nadie abomine ni reniegue de nuestra naturaleza, pues está en nuestras opciones atemperarla (…) El que abomine de algo, que lo haga de cuanto hacemos y dejamos de hacer con nuestras decisiones libres en nuestra sociedad y a lo largo de nuestra corta e insignificante historia.
Si te
has quedado con ganas de más, una estupenda entrevista al autor aquí.
Leí en su día "El gen egoísta" de Richard Dawkins y me pereció alucinante. He leído mucho de evolución porque me interesa mucho. Cada vez estoy más convencida de que la genética tiene mucha más influencia en nuestra forma de ser y de comportarnos de lo que pensábamos hasta ahora. Lo que pasa es que hay derivas genéticas que se pueden modificar con la cultura y la educación.
ResponderEliminarInteresante la entrevista, efectivamente. Tiene una visión bastante acorde con la mía.
Un beso.
El título es una claro homenaje al libro de Dawkins, aunque este libro tiene un tono más divulgativo. Y parece que así es, la genética y nuestra naturaleza condicionan con fuerza lo que somos. Imagino que para personas con tu formación el libro se quedará un poco corto, pero me parece una opción interesante para iniciarse en el tema o como lectura en bachillerato.
EliminarUn abrazo.
Me lo apunto Gerardo,pues eso de cultivar la tierra inculta y que es asequible a los profanos en la matería como yo, me atrae. Un abrazo.
ResponderEliminarEs una buena lectura de divulgación, yo he disfrutado mucho y además te abre la mente. Da tanto que pensar...La ciencia es fascinante.
EliminarUn abrazo.
Ya me había fijado en este libro. También soy entusiasta de estas lecturas divulgativas, a las que recurro con regularidad, aunque no las suelo llevar al blog.
ResponderEliminarUn libro que me impactó, leído hace un par de años (la verdad es que lo he leído ya dos veces), es “El fin de la enfermedad”, un título algo embaucador, jeje, pero es muy riguroso, no en vano lo escribió David Agus, uno de los oncólogos más prestigiosos del mundo, referencia internacional en su campo y uno de los investigadores más innovadores.
Lo curioso es que él mismo se pone como ejemplo de malos hábitos que se han enquistado en nuestro tiempo… estar sentado varias horas al día, durante todo el año… es tan malo como fumar!! pues el organismo va generando procesos inflamatorios, a penas perceptibles, y se sabe que estos procesos inflamatorios, de cronificarse, pueden repercutir (hay evidencias) en la aparición de determinados tumores… muchos años después. Y como éste expone muchos casos más de diversa naturaleza.
Pues eso, hay que levantarse de vez en cuando y mover los músculos, para eso está diseñado nuestro cuerpo, no para inmovilizarlo y atrofiarlo… es peligroso.
Pero también es un libro que cuestiona de forma contundente muchos protocolos establecidos en la medicina y la investigación. Y eso me atrajo sobre manera.
Gerardo, dejas unas preguntas que plantea el libro… uff, ¿cómo dejarlo escapar?
Miguel Pita es un gran ejemplo del altísimo nivel que tienen nuestros investigadores… algo que no parece muy importante para nuestros políticos.
Has hecho una entrada de lo más atractiva, tu magnífico desarrollo hace que tome nota, sin dudarlo.
Un abrazo.
Voy a anotar tu recomendación, Paco. Es un tema interesante. Con los títulos ya se sabe, tienen que tener gancho para asomar un poco el cuello.
EliminarMe gusta leer divulgación, el único pero es que trato de absorber hasta la última palabra, lo tomo como estudio y eso hace la lectura, a veces, un poco tensa, jaja.
Respecto a la ciencia en España, ayer leí una noticia sobre un centro de experimentación de energía solar en Almería, con proyectos pioneros en el mundo y expertos (españoles) de altísimo nivel. Pues llevan meses en vía muerta por falta de fondos (una mezcla de recortes y desidia burocrática) y se atisba el cierre en el horizonte. Un entrevistado, con cerca de treinta años de experiencia, se lamentaba de vivir con la misma incertidumbre que un becario. Indignante, pero más aún leer los comentarios sobre la noticia. Había lectores (bastantes) que criticaban a los científicos, les llamaban acomodaticios, improductivos y otras lindezas menos sutiles. Similares piropos, por cierto, suelen dedicar a la gente de la cultura, artistas y demás ¡qué país! No me extraña que la mayoría hagan la maleta. En fin, lo dejamos porque me sube la tensión.
Un abrazo.
Holaaaa.
ResponderEliminarEsta vez no me animo porque no es una temática que me interese. Pero comparto tu entusiasmo de haber leído algo que te atrae y que te haya satisfecho.
Un beso y feliz fin de semana.
Es un tema sugerente, Eshter. Te animo a que pruebes.
EliminarBuen finde para tí también.
Un abrazo.
Hace diez años, antes de que me diera por escribir, me di cuenta de que era analfabeto. ¿Por qué el cielo es azul? ¿El mar salado? ¿Qué era eso de los quarks? ¿Tenían algo que ver con los Quásar? Sí, Gerardo, ese era el nivel. Por ¿sincronicidad?, en aquella época se publicó el libro Una historia de casi todo, de Bill Bryson. Lo devoré, hasta el punto que como si fuera universitario comencé a tomar apuntes, a consultar tantos y tantos maravilloso libros de divulgación. Bueno, creo que he pasado de analfabeto a simplemente ignorante.
ResponderEliminarEl ser humano como ser racional intenta comprender la realidad a través del mecanismo de causa y efecto. Y en ese punto, el azar aterra. Desconcierta, como lo hizo en su momento la física cuántica. Las mutaciones genéticas son azarosas, ni buenas, ni malas. Será el entorno natural el que seleccione las mejor se adapten a él. ¿Hasta qué punto somos esclavos de nuestros genes? Imagino que totalmente, aunque este tema sería apasionante porque llevado al extremo nos haría plantearnos cuestiones sobre la responsabilidad de nuestros actos. De hecho, leí no hace mucho que se había probado que nuestro cerebro toma las decisiones antes incluso de que nosotros seamos conscientes de lo que hemos decidido.
Una lectura muy interesante, un tema apasionante. Ojalá llegue el día en el que los temas científicos se debatan en twiter al menos casi tanto como las lindezas de graciosillos.
Un abrazo!
El libro que citas es buenísimo. Bill Bryson tiene otro sobre la vida privada, aunque centrado más en el mundo anglosajón, "En casa", que también merece la pena.
EliminarEn tu comentario resumes muy bien alguno de los temas del libro de Miguel Pita. Yo creo que la genética, más que justificar ciertos actos, ayuda a comprenderlos. Y esta comprensión nos pone en el camino para enmendar ciertas injusticias.
Prefiero que no se discuta ciencia en Twitter, si te digo la verdad. Dejemos cada cosa para lo que es, jaja.
Ya sabes que la ignorancia es el camino de la sabiduría, nunca hay que dejar de hacerse preguntas. Nuestro cerebro inquisitivo nos los exige.
Un abrazo.
Interesante propuesta, me gustan estos libros que escritos para los no profesionales nos ayudan con esas preguntas que están ahí. Me gusta pensar que tenemos oportunidades y creer que todo está en nuestros genes las limita, me gusta pensar que somos más de lo que biología ha determinado para nosotros y aquí entran en juego otros factores que acaban configurando cómo somos.
ResponderEliminarLo apunto igual que el que Paco ha comentado.
Un saludo y feliz finde
Los genes predisponen, pero no determinan. Ahora bien, hay cierta cosas que no se pueden dejar a la parte consciente, funciones básicas como la nutrición y la reproducción. Ahí es donde el ADN, cuya intención última es hacer copias de sí mismo, ordena y manda. Esta certeza puede condicionar muchos de nuestros comportamientos, más de lo que se cree. En fin, un libro y un tema apasionante. Además, suelo ver charlas de TED o Google Talks y aunque son interesantes y un buen complemento, no las veo capaces de sustituir a un buen libro.
EliminarBuen finde para tí también.
Un abrazo.
Qué interesante, muchas gracias. A mi también me gustan los libros de divulgación científica.
ResponderEliminarDesde luego, el tema del determinismo del ADN versus las experiencias vitales/aprendizajes versus libre albedrío es siempre apasionante.
Otro temas científico que nos pueden llevar muy lejos son la física cuántica. ¿Qué pensar del universo, de nosotros mismos y de las relaciones entre las personas cuando la ciencia nos dice que nuestras más pequeñas partículas adquieren su estado no antes de ser observadas, pueden estar interconectadas a millones de kilómetros, o estar en dos lugares al mismo tiempo?
Por no hablar de la materia oscura. De nuevo, ¿qué pensar del universo cuando la ciencia nos dice que no tiene ni idea de donde está el 80% (cito de memoria) de la materia y la energía?
Buen domingo
Miguel Pina lo menciona en el libro y es que nuestro cerebro no deja de ser un órgano adaptado a su entorno. Entender la física cuántica no debió ser una cualidad esencial para sobrevivir en aquellos tiempos de la sabana, no tan lejanos. La curiosidad y la imaginación sí, de ahí que nos hagamos tantas preguntas y demos con las más variopintas respuestas (ejemplo la religión).
EliminarUn abrazo.
Estudié Biología, al igual que Rosa, solo que yo nunca he ejercido y, además, tengo muchas cosas muy olvidadas. La genética siempre me ha apasionado y todo lo relacionado con la evolución, también, así que este libro para mí es un caramelito. Como me gusta comprender cómo funcionamos y nos soy de ofenderme de buenas a primeras, creo que no tendré problemas con él.
ResponderEliminarUn abrazo
Entonces te servirá para refrescar muchos conceptos, aunque como a Rosa, quizá se te quede un poco corto. Ya me contarás.
EliminarUn abrazo
Cuando estaba en primero de psicología, tenía una asignatura de genética y me acuerdo que me parecía fascinante, pero claro, desde entonces han cambiado mucho las cosas y más en esta ciencia. Me apunto el título que tiene muy buena pinta. Muchas gracias, siempre es una gozada pasarse por tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo, Gerardo
Es un buen libro de divulgación, Ana. La ciencia no para de moverse y yo recuerdo también mis apuntes sobre la evolución humana donde se afirmaba taxativamente que Neandertal y Sapiens no pudieron cruzarse. Hay que tratar de estar siempre al día y en ciencia más.
EliminarUn abrazo.
Este tipo de libros siempre me han atraído, pero la atracción ha durado lo que he tardado en perderme o, en palabras tuyas, lo que dura una nube de verano.
ResponderEliminarY es que, pese a interesarme, se me hacen farragosas muchas cuestiones. No tanto otras como la de que puede que el ADN también tenga que ver a la hora de saber elegir a la pareja ideal, es curiosísimo.
En cualquier caso, me ha parecido un post muy interesante, Gerardo.
Un beso.
No es un libro que te abrume con terminología, más que la esencial y los ejemplos son de andar por casa. Salvo algún capítulo concreto, es difícil perderse. La influencia de la genética en ciertos comportamientos es sorprendente.
EliminarGracias por tu lectura, Chelo.
Un abrazo.
Que cultos son todos los que comentan aqui )
ResponderEliminarMe ha gustado lo que dices del libro y lo que los comentaristas te escriben
Soy nueva en todo esto de leer
Aprendo a diario gracias
Aquí siempre serás bienvenida. En realidad, todos aprendemos de todos. Así que espero pronto tu aportación.
EliminarSaludos.
Hola Gerardo, soy Miguel Pita, autor del libro que comentas.
ResponderEliminarQuería darte las gracias por el post, ha sido un placer leerlo y me alegro mucho de que el libro te haya gustado. Sobre todo porque en tus palabras compruebo que eres la persona para la que estaba escrito.
Además, la casualidad que me ha llevado hasta tu post, hace que ahora conozca tu blog, que me ha parecido muy interesante, enhorabuena por esta grandísima labor.
De nuevo, muchas gracias por tus comentarios, y por leer mi libro con tanto interés, estas cosas hacen que el esfuerzo merezca muchísimo la pena.
Un abrazo.
MP
Nunca espera uno que el autor lea su reseña. Me da mucha alegría, porque además este es un espacio donde comparto los libros que me gustan, interesan o conmueven y no de crítica literaria propiamente dicha (en parte porque no soy experto de nada).
EliminarSi te refieres a que pensaste "El ADN dictador" para aquellos lectores legos en el tema, pero curiosos y con mentalidad abierta, soy tu hombre. Espero que mi humilde reseña haya contribuido a ganar algun lector más a tu causa.
Perdona que te acabe parafraseando, pero tu mensaje me ha hecho sentir que dedicar tiempo a esta llanura, al menos algunas veces, también merece la pena.
Un abrazo.
Miguel Pita , me gustaría contactar con usted , represento a una asociación de bebés robados
EliminarMe gustaría saber si el adn es determinante para la búsqueda de personas que tengan parentesco ?.
ResponderEliminarY si pueden dar error
ResponderEliminarHola, Ángel. Miguel Pita dejó un comentario en este blog a raíz de la reseña que le dediqué a su libro, pero no está vinculado a él.
EliminarLo mejor es que lo busques a través de las redes sociales, como Twitter (https://twitter.com/PitaMiguel), Linkedin o Facebook.
Mucha suerte con tu búsqueda.
El libro me parecía bueno, hasta que llegué al capítulo en que este señor dijo (al menos dos veces) que "la dimensión espiritual del hombre es un autoengaño". ¡Asombroso!
ResponderEliminarAfirmación para mí lamentable y muy, muy decepcionante.
Es una afirmación muy rotunda y discutible. Con todo, sigue siendo un gran libro de divulgación.
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