Cuando
le concedieron el Nobel a Bob Dylan leí todo tipo de opiniones al respecto.
Algunas, bien argumentadas, exponían sus reservas e incluso su rechazo hacia un
reconocimiento que opinaban, como poco, exagerado. Otras, se burlaban haciendo
alarde de ignorancia. Una tercera posición era la de los que defendían el premio, aludiendo entre
otras cosas a la tradición de los trovadores. Entre los primeros y los terceros (no los cuñados ni sabelotodos, claro), surgía
de cuando en cuando un nombre que por desgracia hoy es protagonista de
periódicos, telediarios y de este post, el del poeta y músico canadiense Leonard Cohen. Para los entendidos, tan
merecedor del Nobel como Dylan, pero con mejores credenciales en lo que a
literatura se refiere. Un músico y poeta (aquí si estaba claro el binomio y
sí había unanimidad) que ha marcado a tres generaciones.
Reconozco
que las raíces folk y luego la transición al blues y el rock de Dylan, junto a
las versiones que otros artistas llevaron más allá en lo musical (pienso en
Jimi Hendrix y su All along the
watchtower), me han atraído más del músico norteamericano que su pulsión
poética, sin dudar de ella, sobre todo porque no me he puesto a la tarea,
aunque he escuchado a apasionados defensores de su valor, como Benjamín Prado. En cuanto a Leonard Cohen, hay
algo subyugante y místico en su voz grave, que alcanza elevadas cotas de
expresividad y su perfil indudable de poeta además de músico. En casa tengo un
disco doble suyo con unas treinta canciones, que curiosamente no contiene las
letras (vaya manera de tratar a un artista de la palabra). En el libreto del
disco, eso sí, hay una foto preciosa de Cohen sentado de espaldas (la reproduzco a continuación), frente a un
paisaje de casas blancas y tejados típicamente andaluces, puesto que el músico
vivió en España y se familiarizó —y adaptó—con la poesía de García Lorca.
Todos
tenemos un archivo de canciones que han forjado o han encajado con nuestro
carácter y sensibilidad, acompañándonos un largo trecho. Leonard Cohen me ayudó
a aflorar emociones enquistadas, fue mi terapeuta
emocional, me hizo feliz y canalizó mi angustia, mi tristeza, para evitar que
se desbordara y acabara ahogándome. Y cuando nació mi hijo mayor me ayudó a
relajarlo durante aquellas tardes interminables que nos dio el llamado “cólico
del lactante”. Dijeron los médicos con razón que se solucionaría solo, pero lo
cierto es que la poesía y la música lo atemperaron y había que ver a unos
padres primerizos en el brete. Por cierto, algún remanente ha quedado, porque
en cuanto he puesto la canción ha subido a ver lo que estaba tramando y me ha traído una
porción de bizcocho recién hecho. Bonito edén, ¿verdad? Cohen, un ángel rubio
de cuatro años y un bizcocho —falta el chocolate caliente, pero lo ponemos si queréis—.
Tan solo me queda elegir una canción para ilustrar este post urgente en
homenaje al maestro, se trata de la hipnótica y emocionante “Waiting for the
miracle”, que he encontrado con subtítulos en castellano en Youtube. Y seguir escuchándolo, como tantos millones de personas de todos los países, culturas y edades imaginables esta tarde. Si las ideas religiosas o políticas desunen, la poesía y la música, que duda cabe, son el verdadero pegamento de este mundo. Por eso molestan tanto a los fanáticos.
Precioso homenaje a Cohen Gerardo, y bonito edén el tuyo incluso sin chocolate caliente.
ResponderEliminarAfortunados de sentir que las cosas más sencillas son aquellas que realmente nos alimentan el alma.
Saludos Gerardo y buen finde.
Gracias, Carmen. Es un tópico, pero tiene mucho de cierto. La felicidad está en lo más simple.
EliminarDisfruta del finde.
Muy bonito el homenaje que le has hecho a Cohen, precioso y me ha gustado la canción que has insertado, una delicia.
ResponderEliminarIgual es que los niños captan mejor la magia de la música, la voz profunda y envolvente de Cohen y esos cólicos parecen apaciguarse o quizá somos nosotros que, mientras paseamos con el bebito en brazos, nos dejamos seducir por la música y ellos sensitivos lo notan y también parecen calmarse.
Me ha gustado leer tu opinión sobre esas ganas de montar polémica con lo de Dylan. Hay canciones que son pura poesía, otras que crean tendencia, opinión, ayudan a entender el mundo y está bien que tengan también cabida en los premios de literatura.
Un saludo y feliz finde.
Pues pueden ser ambas cosas, no creas que no lo he pensado, Cohen relaja mucho tiene ese punto zen.
EliminarEn cuanto a la polémicas, cuando son posiciones enconadas me parecen estériles y restan tiempo para disfrutar de lo verdaderamente importante. No así el diálogo abierto, pero de esto cada vez hay menos.
Saludos y buen finde.
Me ha afectado bastante. Yo soy de poca música y casi toda cantada en español porque como viciosa total de la literatura, si no entiendo la letra, me aburro. pero hay dos o tres cantantes con algunas de sus canciones que aun sin entenderles la letra me emocionan, a veces hasta las lágrimas. "Walk to the wild side" de Lou Reed, "Imagine" de John Lenon y unas cuantas de Leonard Cohen: Suzane, Take this waltz y alguna más. Así es que me he quedado huérfana de cantantes en otro idioma.
ResponderEliminarGracias por este bello post.
Un beso.
Es lo que comentaba, que Cohen ha unido a generaciones y culturas. Y lo mejor de esas canciones es que cuando te pones con la letra, está a la altura de la música y entonces disfrutas el doble. Gracias a ti por leer y compartir, como no.
EliminarUn abrazo.
Un homenaje muy sentido hacia este cantautor americano. El y España, como bien dices, estuvieron muy unidos. Su muerte me ha impresionado por inesperada y porque, de darlo a un cantautor, el Nobel de Literatura debiera haberlo recibido él.
ResponderEliminarGracias por tu magnífica entrada, Gerardo
perdón, Leonard Cohen era canadiense
EliminarMe pregunto cuando blogger permitirá editar los comentarios y así poder reparar gazapos.
EliminarHa estado en las quinielas del Nobel muchas veces, según he leído, pero al final ha caído del lado de Dylan. Al parecer publicó un disco hace muy poco y manifestó ante la prensa que era su despedida y que se encontraba preparado para el último viaje. Poesía hasta el final.
Saludos.
Por tus reseñas y escritos intuía que eres de lo que sabes que "las cosas grandes de la vida" son esas "pequeñas cosas cotidianas" despúes de esta entrada, tengo la certeza. Tener la capacidad de apreciar esas cosas, en el momento que estan sucediendo,sin duda nos hace personas más felices.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo contigo, respecto a la música y la poesía. Un abrazo.
Soy bastante transparente y más que esconderme en lo que escribo, me muestro. Supongo que es normal. Adoro el detalle y los pequeños contrapuntos, tan escondidos en lo cotidiano y a la vez tan a la vista. En fin, gracias por tu comentario, Pura. Un abrazo.
EliminarNo he oido mucho a Leonard Cohen. Hace muchos años, por los años ochenta, una amiga me prestó una cinta de cassette, la estuve oyendo pero luego lo dejé porque como no había un gran acompañamiento musical no podía basarme en este para medir la calidad y sí en la letra, pero, ¡no la entendía! Ayer estuve oyéndolo y ya no soy tan rígida en la necesidad de saber qué dice. Me gustó. Precioso homenaje, Gerardo. Un beso.
ResponderEliminarClaro, es la letra junto con la música y especialmente su voz y capacidad intepretativa lo que hace de Leonard Cohen un artista universal y para el tiempo de los hombres, eterno.
EliminarSaludos.
Bonito homenaje y bonito el edén que describes aunque sea sin chocolate.
ResponderEliminarLa música une porque al igual que la sonrisa es un idioma universal.
Un abrazo
Ya te digo, aunque a veces es un edén un tanto desordenado y caótico, para nada silencioso. Un abrazo y disfruta del domingo.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo en esta entrada. Lleva conmigo muchos años, me ha acompañado en buenos y en malos momentos, siempre templando y relajando mi ánimo, acostumbrándome a no dramatizar y a entender que la vida es una sucesión de momentos y que el sol siempre acaba saliendo.
ResponderEliminarHe sentido su muerte.
Un abrazo y gracias por publicar tus recuerdos al lado de Cohen (excelente elección, me encanta este Waiting for the miracle).
Esa parte de aprendizaje me gusta. Leonard Cohen era visto como el maestro de la melancolía, pero a mi me deja en un estado de calma y relajación, como dices, ayuda a pensar con perspectiva.
EliminarTambién he sentido su muerte, aunque personas así dejan un legado de tal magnitud que no acaban de morir del todo. En este sentido tienen algo de inmortales.
Un abrazo.
Excelente, amigo, excelente. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, amiga. Aquí seguimos escuchándolo...
EliminarUn abrazo.
¡Qué bonito, Gerardo! ya sé que lo importante del post es Cohen, del que me fascinaba la voz y que, por lo visto, te salvó de algunos 'apuros' con tu hijo, pero a mí precisamente lo que más me ha llegado es eso, el ángel rubio llevándote bizcocho.
ResponderEliminarFantástico post, ¡un beso!
Qué te voy a contar, jeje. Gracias por dedicarme unos minutos de lectura, un abrazo.
EliminarPrecioso homenaje, Gerardo. Si tío, yo sí que dije que me parecía más justo que fuera Cohen y no Dylan quien recibiera el Nobel. No voy a entrar en polémica. Soy muy fan de Cohen, reconozco que tengo a este autor dividido en dos secciones en mi corazón, en lo absoluto tiene que ver el Cohen cantautor con el poeta, dado que yo soy versero, considero que es mucho más rompedor el Cohen que escribe poemarios que el interprete, aunque eso da igual, sólo es una opinión basada en mis gustos y como bien dice el refrán, para gustos colores.
ResponderEliminarUn lujo la entrada, Gerardo.
Un abrazo.
Tengo pendiente leer al Cohen poeta, más allá de sus canciones, que estas si me han acompañado durante mucho tiempo. Estos días he leído uno que me ha gustado mucho, "Marita, please find me, I am almost 30" y lo he puesto en el blog, así que seguiré en ello.
EliminarUn abrazo.
¡Un homenaje de 10!
ResponderEliminarGracias, ¿ya estás de vuelta? En cuanto tenga menos lío te hago una visita.
EliminarMi hermana pequeña ha sido una entusiasta de Cohen y lo escuchaba un sinfín de veces, así que cuando compartíamos casa paterna me acostumbré a esa cadencia apocada, me gusta pero nunca he sido un gran admirador suyo.
ResponderEliminarBizcocho recién hecho en compañía de tu hijo... cualquier música que encaje en ese momento es perfecta.
Cuidaros :)
Y más perfecto sería poder crearla o al menos contener ese momento en unos versos. Seguro que en algún lugar habrá un músico o poeta inspirado por un niño comedor de bizcochos y se decidirá a compartilo. Yo me conformo, como el Fausto de Goethe, en decir: instante, ¡detente! ¡eres tan bello!
EliminarUn abrazo.