Esta es la edición de "9 cuentos" que yo he leído. También está en Alianza Editorial (foto: iberlibro.com) |
Jerome David Salinger (1919-2010) es
uno de esos escritores que han trascendido lo meramente literario. Su
fotografía iracundo, abalanzándose sobre un fotógrafo que trataba de franquear el
aislamiento voluntario en el que el escritor estuvo emparedado durante décadas, es icónica. Su obra es breve y lo reducido de su universo permite al
lector poder abordarlo y acotarlo en su integridad. Ahora bien, es un lago
pequeño Salinger, pero de aguas turbias y profundas. Cuesta escrutar dentro de
él. Sus relatos son auténticas piezas emocionales, banales en su superficie. Su
prosa es un simple armazón que sirve de continente a emociones, en apariencia
invisibles pero que aprietan, casi ahogan al lector sensible. Lo sumen en un
estado difícil de definir, de cierto pesimismo, de sentimiento de culpa, de
haber hecho o pensado algo moralmente inadmisible. De romper tabúes. De
sentirse caminando en el alambre. Me cuesta definir mis sentimientos al
respecto.
Llegué
a estos 9 cuentos después de leer un relato corto de Salinger en el blog
anonyma veneciana (para esto sirven los blogs, entre otras cosas: sugieren,
iluminan. Invocan). Están ambientados en los años cuarenta y cincuenta del
pasado siglo. El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial es palpable en muchos de
ellos, un periodo de la historia que Salinger vivió en primera línea de
fuego. El autor atravesó todos los círculos del infierno en Europa occidental:
desde el desembarco de Normandía, la batalla de las Ardenas y del bosque de Hürtgen hasta la liberación del campo de Dachau. No es extraño que el estrés postraumático sobrevuele sus relatos: un
ligero temblor, la idea o el aroma o siquiera el presentimiento del suicidio.
Los niños son las únicas figuras luminosas y hasta cierto punto, como se ha
dicho, las que conservan su capacidad redentora.
Son
relatos que transgreden la idea clásica de principio y final. Empiezan desde la
nada, desde un punto que puede parecer arbitrario, como si Salinger simplemente
oteara el horizonte de su mente y dijera: aquí. Y una vez acabados, continúan
en la mente del lector, bien su resonancia emocional, bien su final sugerido,
tan solo invocado pero que no llega a manifestarse, como en “Teddy”. Predominan
los diálogos sobre la descripción (excepto en “El período azul de
Daumier-Smith”), en apariencia banales, pero muy conseguidos y que introducen,
sumergen al lector dentro del relato y sus personajes. En general Salinger es
poco cuidadoso con lo “literario”. Estoy acostumbrado a autores que abordan el
género del relato desde este minimalismo que margina la forma desde el
contenido, así que no sé si en esto Salinger es pionero o sigue una corriente
ya explotada por otros antes. En cualquier caso define su estilo (que como todo, tendrá partidarios y detractores). Destacaría también el uso del tiempo y el ritmo,
muchas veces marcado por los innumerables cigarrillos que se encienden a
intervalos y se consumen como la arena de un reloj.
J.D. Salinger en actitud poco amistosa con la prensa (foto: elmundo.es) |
Entre
todos los relatos brilla con luz propia “Para Esmé, con amor y sordidez”. Me ha
reconfortado investigar después y saber que fue su cuento más célebre, desde el
instante mismo de su publicación. Entiendo que en 1950 muchos lectores se
sintieran conmovidos por ese encuentro, amoroso y sórdido, entre el soldado que
encara el matadero y una incitante adolescente. El relato es tierno, pero raya
el tabú. Su segunda parte, la conversación aguardentosa de dos soldados
desquiciados por el peso de la guerra, confinados en un ambiente burocrático,
casi kafkiano, removería las conciencias de un país que durante seis años
afrontó el mayor esfuerzo bélico que se pueda imaginar. Pero en 2015, sigue
conmoviendo. Así que la vida, las emociones que palpitaron en los dedos de
Salinger siguen confinadas en este relato, como el genio que vive para la
eternidad dentro de la lámpara. Y una curiosidad para acabar, la historia del
“Hombre que ríe”, un trasunto del Jóker, está basada en un
personaje creado por Víctor Hugo.
Leí El guardián entre el centeno en una época en la que ya quedaban en mi tan
solo los rescoldos de la adolescencia. Fue una herida superficial que dejó poca
huella. Veremos donde llega la estocada de estos nueve cuentos.
Mi única toma de contacto con el autor fue "El guardián entre el centeno" allá por el paleolítico ... que a mí me encantó. Eso sí, tengo pensado releerlo para hacer reseña en el blog, y supongo que un día, cuando menos me lo espere, encontraré tiempo en mi vida para hacerlo. Y este libro de relatos me atrae mucho, y anotado me lo llevo ya.
ResponderEliminarbsos!
Hola Rossy. La obra de Salinger es muy breve. Quizá con el tiempo se publique algo más de él, porque al parecer siguió escribiendo toda su vida, pero... para él mismo. Qué extravagante era este Salinger...
EliminarDeseando leer tu reseña sobre "El guardián...", lo mismo me animo yo también con su relectura, ahora que estoy bajo el "efecto Salinger", jeje.
Posiblemente Salinger, haya logrado esa cualidad tan elusiva en el arte que conocemos como lo sublime."El período azul de Daumier-Smith" es una de las sátiras más sutilees de la frivolidad cultural que haya leído.
ResponderEliminarGracias por nombrarme.
Un placer leerte.
Un abrazo.
Gracias a ti por llevarme a este libro. Reconozco que ha superado con creces mi expectativas.
EliminarUn abrazo.
Hola, Marybel. Me ha parecido muy interesante tu comentario sobre este cuento de Salinger. No encuentro otra crítica que aluda a lo que tú señalas ("sutil sátira sobre la frivolidad cultural").
Eliminar¿Serías tan amable de ahondar un poquito más en esto que apuntas? Te refieres a que el protagonista está tan embebido en el arte que no es capaz de vivir o comunicarse (miente)?? Al peligro de dar más importancia al arte que a la vida?
Muchas gracias!!
Yo también leí "El guardián entre el centeno" pasada ya mi adolescencia, pero conservo nítida la imagen de mi hijo adolescente leyéndolo sin poder parar hasta que lo finalizó. Es una lectura que he recomendado a is alumnos adolescentes en numerosas ocasiones pues ellos la aceptan bien; son sus padres los que se perturban al ver lo que quizás no quieran ver en su propio hijo adolescente: sus pensamientos, sus dudas, sus decisiones más o menos acertadas... Lo curioso es que para evitar a estos padres superprotectores en mi departamento dejamos de recomendarla, así es la vida.
ResponderEliminarGracias por esta interesante reseña sobre estos relatos de Salinger.
Un abrazo
Es un libro que después de todo el asunto del asesinato de Lennon adquirió un aura extraña y perturba a mucha gente. Lo que a mi me asombró de "El guardian..." fue la capacidad del autor para penetrar en la psicología adolescente. Yo creo que Salinger no llegó a crecer del todo.
EliminarUn abrazo.
Anotado.
ResponderEliminarCuéntame luego qué te parece.
EliminarSaludos!!
¿Y si te cuento que no he leído El guardián entre el centeno? Estos 9 cuentos ni siquiera sabía que existían. El guardián es de esas lecturas pendientes pero que nunca veo el momento propicio para iniciarla. Con todo lo que cuentas de Salinger me apetece leer algo suyo. Creo que empezaré por el famoso guardián y si me engancho sigo con los cuentos.
ResponderEliminarGracias, Gerardo, por tu reseña que me ha ilustrado mucho sobre un autor del que desconocía prácticamente todo.
Un abrazo
Son tantos y tantos los que quedan eternamente pendientes... La verdad es que haría falta más de una vida. Salinger es muy peculiar, tanto su persona como sus personajes. Creo que no te dejará indiferente.
EliminarUn abrazo!!
"El guardián entre el centeno" bien se merece una relectura por mi parte. No sólo por lo olvidado que lo tengo sino también porque pienso que hay libros que sería más que interesante explorarlo con una mirada más adulta.
ResponderEliminarDe Salinger no he leído nada más pero pienso que estos 9 cuentos que nos traes son un buena opción para acercarme más a su escritura, que por lo que cuentas tiene cierta peculiaridad y a la vez sabe conmover.. Me lo apunto para tener en cuenta cuando me apetezca un libro de relatos.
Besos!!
La obra se Salinger es muy corta y creo que estos 9 cuentos son de lo mejor. Pensando en lo que dices sobre "El guardián...", parece que las sensaciones de una primera lectura son únicas y la relectura hace aflorar otras cuestiones, por eso me gusta y cuando puedo releo. La pena es tener tan poco tiempo. Saludos amiga!!
EliminarLeí hace tres años El guardián entre el centeno y no consiguió interesarme el tema del rebelde sin causa y, aunque tiene fragmentos interesantes por su crítica a la sociedad norteamericana y por bucear de una forma acertada en el mundo de la adolescencia, no consiguió atraerme lo suficiente.
ResponderEliminarEstos cuentos, sin embargo, parecen otra cosa, al menos tú los presentas de tal manera que han despertado mi curiosidad. Si los encuentro, quizás los lea, me frustró un poco que la novela no me acabara de gustar.
Un abrazo!!
En "9 cuentos" hay más variedad de técnicas y recursos que "En el guardián"; personalmente los prefiero, tienen un tono entre sórdido y melancólico insuperable. Además, al ser relatos seguro que alguno te llega, como decía mi favorito es el de "Para Esme...", pero también recuerdo "Un día perfecto para el pez plátano" o "El hombre que ríe". Pasado el tiempo, creo que es uno de los mejores libros de relatos que he leído.
EliminarUn abrazo.