lunes, 18 de febrero de 2019

"La canción de los vivos y los muertos" de Jesmyn Ward

Fotografía tomada de la revista cultural Sobredosis, comparando la portada de Sexto Piso y la original

La canción de los vivos y los muertos (Sing, unburied, sing en el original) es una novela de Jesmyn Ward (1977), ganadora del National Book Award y publicada en España por Sexto Piso. Llama la atención ver el nombre del traductor (Francisco González López) en la portada, con letras mayúsculas y que se incluya una breve anotación biográfica suya en la solapa. Detalles así son los que distinguen a las editoriales independientes de las grandes marcas. Según he ido olfateando por la web, es una obra que ya goza de cierto consenso positivo entre lectores muy diversos, aunque apenas lleva unos meses en el mercado. Yo creo que se debe a que admite varios niveles de lectura: sirve como literatura de evasión, pero también puede uno darse una zambullida en busca de perlas enterradas. Desde luego, busques una cosa u otra, logrará atraparte en su tela de araña. El primer párrafo ya viene con efecto de succión:
Me gusta creer que sé lo que es la muerte. Me gusta creer que es algo a lo que podría mirar de frente. Cuando Pa me dice que necesita mi ayuda y veo ese cuchillo negro deslizarse por el cinturón de sus pantalones, sigo a Pa fuera de la casa, intento mantener la espalda erguida, los hombros rectos como una percha, así camina Pa. Intento que parezca que para mí es algo normal y aburrido para que piense que he aprendido algo en estos trece años, para que Pa sepa que estoy listo, que puedo extraer lo que hay que extraer, separar las tripas del músculo, los órganos de las cavidades. Quiero que Pa sepa que puedo mancharme las manos de sangre. Hoy es mi cumpleaños.
Y desde ahí, comienza una novela de ecos faulknerianos, el editor también compara a Ward con Toni Morrison. Hay aroma sureño, esa literatura cerrada, particular, que sin embargo atrae a lectores de contextos culturales muy diferentes. Se caracteriza por un realismo donde brota lo sobrenatural y también algo de mugre, al reflejar el envés podrido del imperio, la disolución de una sociedad con heridas incurables.


Resultado de imagen de jesmyn ward
Jesmyn Ward en una foto del NY Times (fuente: https://www.nytimes.com/2017/11/15/books/review/national-book-award-jesmyn-ward.html)
El libro alterna tres voces narrativas en primera persona, la de Jojo, un adolescente mulato, su madre Leonie y el espectro de Richie, un joven negro que murió en el penal de Parchman en Misisipi, donde también cumplió condena el abuelo de Jojo y padre de Leonie, River. Como decía, lo sobrenatural está presente casi desde el principio, las almas en pena permanecen atadas al mundo sensible por su sufrimiento y tanto Jojo como Leonie pueden ver a los muertos y conversar con ellos. 

La historia hunde sus raíces en el rencor y la tensión racial. El hermano de Leonie, Given, fue asesinado de manera absurda y la muchacha, cosas de la vida, acabó enamorándose del primo de su asesino. Este se llama Michael, es blanco y trabajaba como soldador en una plataforma petrolífera antes de acabar en la cárcel, en la misma penitenciaría donde estuvieron River y Richie. Su relación interracial, de la que han surgido dos hijos, no es aceptada por los padres de Michael, racistas arquetípicos, que ni siquiera conocen a sus nietos, Jojo y Kayla. Criados por los padres de Leonie, los niños sienten más apego hacia sus abuelos negros, tanto que se refieren a sus progenitores por el nombre de pila, algo que debe doler lo suyo como padre, aventuro que incluso más como madre. Michael y Leonie simbolizan el fracaso de la típica familia norteamericana. 

Cuando Michael sale de la cárcel, Leonie decide llevarse a sus hijos a Parchman. La historia adquiere entonces tintes de novela de carretera, hasta que el espectro de Richie reconoce al nieto de River y se instala en su coche para regresar con él, porque cree que solo su antiguo amigo de presidio puede llevarlo a casa, al mundo de los espíritus que por alguna razón, a pesar de llevar cincuenta años muerto, nunca llegó a alcanzar. Esta incógnita, ¿qué pasó con Richie?, sostiene los capítulos siguientes y se desvela al final.


Imagen de la penitenciaría de Parchman, Misisipi (fuente: https://www.pbs.org)
Para mí, lo más conmovedor ha sido la extraña empatía que me ha despertado Leonie. No es que el sufrimiento de los dos jóvenes, Jojo y Richie, especialmente este último por su trágico final, no me hayan llegado hondo (¡cómo duele, aunque sea ficción que unos padres no quieran a sus hijos!), pero lo de Leonie me intriga, ¿qué tendrá que ver conmigo una joven negra, acomplejada, adicta, aferrada a un amor maldito, incapaz de gestionar toda la herencia racial y mágica que su madre enferma de cáncer ha tratado de transmitirle? No tengo ni idea, pero me inspira ternura —no lástima— y siento sus dilemas como si fueran míos. Jesmyn Ward lo consigue y puede que la autora haya puesto en Leonie algo especial, por ser mujer y no ser perfecta, por ser conmovedoramente imperfecta.

El final de La canción de los vivos y los muertos es un despliegue de apariciones, muertos y muerte, me ha convencido menos que el resto de la novela, pero no aminora su impacto. Una buena lectura para dejarse mecer por el viento tórrido del sur y su pasado segregacionista, unos muertos que nunca dejan de seguir el paso de los vivos.

16 comentarios:

  1. Pues habrá que leerla. En el club de lectura de mi barrio, leímos no hace mucho, " El Ferrocarril subterráneo" una novela dura( como la vida misma)pero a mi me gusto, y como podrás suponer habla de la america profunda eso sí en el siglo XIX.
    Buen entrada y buen día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues después de leer la sinopsis parece que tiene muchas similitudes con la novela de Ward, tomo buena nota.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Por lo que cuentas, una lectura que no hay que dejar pasar.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego, es una lectura muy recomendable. A ver si te animas.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Nada más leer el título ya me recordó, no me digas por qué, a Toni Morrison, a Maya Angelou y al Sur.
    El caso es que me quiere sonar mucho el título, pero dices que solo lleva unos meses en el mercado por lo que es imposible.
    Tomo nota sin dudar porque todo en ella e atrae: el ambiente, la trama, el tema, el Premio Nacional y, muy importante, ver cómo una autora tan joven, sigue el camino de los grandes: Morrison, Angelou, Faulkner...
    Una genial reseña y muy útil para mi desconocimiento.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que salió en septiembre y lleva ya cuatro ediciones. Para un libro independiente no está mal. El National Book y el Pulitzer son una garantía, poco que ver con nuestros premios Planeta, Fernando Lara, etc. Estoy convencido de que te va a gustar, la autora tiene otro libro ("Quedan los huesos", editada por Siruela) donde relata su experiencia durante el gran desastre del huracán Katrina. A tener en cuenta.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Hubo un pequeño boom con este libro por las redes sociales, especialmente instagram, cuando se publicó a finales del año pasado. Digo lo de pequeño por no tratarse de una editorial grande. Lo tengo apuntado desde entonces porque en este caso, al contrario de lo que suele ocurrirme, el boom no me disuadió de leerlo, supongo que porque he leído varias reseñas de lectores cuya opinión valoro a las que ahora sumo la tuya. Es cierto que todas las opiniones que he leído sobre él son muy positivas, algo que aunque parezca incongruente también suele producirme cierta desconfianza, pero, tal y como comentas, también he leído que el libro admite varios niveles de lectura y supongo que de ahí el consenso. Además, muy recientemente he visto que la edición digital figura en el catálogo de ebiblio de mi comunidad autónoma, así que no tengo excusa para no leerlo.
    Me gusta lo que comentas sobre tu relación con el personaje de Leonie. Es bueno que un libro nos haga ponernos en el lugar de alguien que tan poco tiene, a priori, en común con nosotros.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo compré después de leer varias reseñas, una en el blog de Ana Blasfuemia. Al verlo en la librería, de rebote, me hice con él. También desconfío de los "fenómenos literarios", pero el National Book Award es de fiar. Si lo tienes fácil, hazte con él, se lee en un momento.
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Ahora que he estado releyendo clásicos del siglo XX, ya sabes Faulkner, Steinbeck, tu recomendación me lleva a esa tradición de la literatura americana que con tanta maestría nos enseña la América profunda. Me apetece mucho leerla.
    Un abrazo y gracias por tus reseñas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente, Ana. Es un libro que entronca con lo mejor de la tradición sureña. Te gustará.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Pues habrá que animarse, la reseña anima a ello. Como siempre, buen trabajo, Don.

    Abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Hola Gerardo.

    Así es, un libro que ha ido saltando de blog en blog durante los últimos meses, yo también me he percatado.

    Supongo que las comparaciones con su colega y compatriota, Tony Morrison, son inevitables. Si logra parecerse a la extraordinaria Morrison, entonces Jesmyn lleva mucho recorrido.

    En lo que cuentas de este libro, veo varias confluencias con "La canción de Salomon", eso ya de entrada me hace atractiva tu propuesta, y lógicamente tu manera de contarlo. Me atrevo a recomendarte "La Canción de Salomon", es una novela grandiosa.

    Un placer pasar por aquí. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tomo buena nota de tu recomendación, me suena bastante y puede que haya leído alguna reseña al respecto. El título que le han puesto en español a la novela de Ward parece basarse en dicha similitud.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. De todo lo que comentas me llama mucho la atención, y me resulta muy atractivo, ese halo sobrenatural. Que una de las tres voces narrativas sea la de un espectro perteneciente a alguien que murió, además, en un penal, me parece original y prometedor.
    Lo de poner en la portada el nombre del traductor me parece justo (y también muy raro). Creo que esta figura no es convenientemente valorada, y reconozco que yo solo me acuerdo de estos cuando leo una obra traducida y no la entiendo bien, porque tiendo a pensar que es culpa de la traducción y no del escritor (algo que suele ser casi siempre erróneo cuando he podido acceder a la versión original).
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El personaje de Richie es todo un acierto y sirve a Jojo para conocer su historia familiar y racial. Es verdad que nos acordamos del traductor para lo malo y en el caso de muchos best-seller foráneos se sabe que en realidad enmiendan y reparan lo que es literatura de baja calidad.
      Un abrazo.

      Eliminar