sábado, 21 de octubre de 2017

"Sostiene Pereira" de Antonio Tabucchi

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Sostiene Pereira es uno de esos libros que perduran una vez leídos. Gran parte de culpa la tiene su personaje protagonista, al que la maestría de Antonio Tabucchi da vida casi corpórea. Porque ¿quién dice que Pereira no haya existido, fuera olvidado y su alma, vagando en otra dimensión, se materializara en la imaginación del escritor italiano? Casi se sugiere en el epílogo, donde el propio Tabucchi cuenta cómo construyó o mejor dicho, como poco a poco se le manifestó Pereira, un ánima que erraba en el espacio del éter, que le visitaba durante ese privilegiado espacio que precede al momento del sueño. Cuando por fin tuvo la historia, después de meses de apariciones, temblando en la punta de sus dedos, fue cosa de escasas semanas de febril maquinación para darle vida. Y ahí sigue Pereira, encerrado en sus páginas y formando parte de la memoria de millones de lectores, lo que es también otra forma de vida alternativa a la de “la carne”. Si os dieran a elegir, ¿qué os parecería convertiros en un personaje literario, creado por un escritor a partir de su imaginación y experiencias propias y ajenas, formar parte del recuerdo de tantas personas, ser recreado en una película, vivir para siempre (mientras se siga leyendo)? El entrañable Pereira duda durante toda la novela de su ortodoxia católica, porque rechaza la resurrección de la carne: el alma sí, claro (…) pero toda esa carne, aquella que circundaba su alma (…) ¿para qué? Todo aquel sebo que le acompañaba cotidianamente, el sudor, el jadeo al subir a las escaleras ¿para qué iban a renacer?, pero seguro que no había pensado en esa posibilidad de resurrección a través de la literatura.

Pereira es un hombre que vive su madurez, viudo, obeso y con cardiopatías. Después de treinta años de carrera como cronista de sucesos, se ha retirado a la página cultural de un diario católico, donde traduce cuentos de autores franceses y ha ideado una sección de efemérides para escritores muertos. Pensando en que debería contar con un archivo, para responder rápido a una muerte inesperada, contrata a un joven de origen italiano, Monteiro Rossi, pero este resulta ser un inconformista, opositor al régimen, que le entrega efemérides impublicables. Aún así, a Pereira le atrae el muchacho, le parece que bien podría ser el hijo que nunca tuvo y lo protege. Pero el ímpetu idealista de su joven amigo irrumpe en su conciencia y le arrastra por caminos donde nunca había transitado. Y contar más no sería conveniente.

Sostiene Pereira es una lección de cómo construir una novela: unos pocos personajes pero bien definidos y memorables, un entorno físico (Lisboa y sus alrededores, de lo mejor del libro, cobra vida junto a Pereira) y espiritual, un contexto (Portugal durante la dictadura salazarista y en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil española de fondo también, quizá el aspecto menos conseguido), una trama que engulle al protagonista y lo transforma, que engancha al lector y un final que te deja helado, con una mezcla de sensaciones, con ganas de seguir el rastro a ese Pereira renacido, una vez tomado el mando de su multiplicidad de almas, definitivamente, un yo nuevo, inconformista, valiente, honesto e íntegro.

Porque sí, el título, el personaje, su acertadísimo andamiaje, pero Sostiene Pereira también es de esas novelas que pueden cambiarte la vida. Por su mensaje, claro y que remueve al lector. En la vida uno puede tratar de ser neutral, convertirse en piedra, mimetizarse con el entorno, o tomar partido, alimentar la conciencia y no desterrarla, enfrentarse a los hechos y manejarlos con la razón. Ese es el tema de Sostiene Pereira. Llega un momento en la vida en el que hay que hacerlo, y esto puede suponer un cataclismo en el orden cósmico que en la madurez construimos para guarecernos y sentirnos seguros. ¿A cuántos lectores no habrá conmovido Pereira? ¿Cuántos no habrán sentido que tienen que retomar las riendas de su vida? Ese poder transformador de la literatura, su capacidad para agitar nuestra alma, está en Sostiene Pereira. Su idealismo es lo que la dota de perdurabilidad. 

18 comentarios:

  1. Por dos veces me he dejado arrastrar por todo lo que "sostiene Pereira". En 1995 y en 2008. Una vez empiezas el libro con esa maravillosa frase, "Sostiene Pereira que le conoció un día de verano...", ya no puedes dejar de leer.
    Mira me has dado una idea para uno de mis comienzos de mes. Este no se me había ocurrido y es de los buenos.
    Después leí otros libros del autor, pero ninguno consiguió conmoverme como este.
    Un beso.

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    1. En realidad, lo leí hace dos años durante las vacaciones. Me gustó mucho, escribí la reseña y se me pasó publicarla. Como ahora apenas tengo tiempo de leer (llevo con el mismo libro tres semanas), la he recuperado. Sería un inicio de mes buenísimo, lo único que pillaremos el título enseguida, jaja. Una historia de segundas oportunidades que toca la fibra. A cuánta gente habrá ayudado este libro...
      Un abrazo.

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  2. Tengo ahora mismo en mis manos un pequeño marcapáginas de una librería de viejo de Granada que se llama Sostiene Pereira... Es una lástima que los comentarios no tengan la opción de enviar fotografías, de lo contrario te mandaría una. Lo ilustra una foto antigua de la Puerta de Elvira en Granada; en el dorso, aparte de los datos de la librería, unos breves datos biográficos de Antonio Tabucchi y la siguiente cita:

    «...Aquella tarde, sostiene Pereira, tuvo un sueño. Un sueño hermosísimo, de su juventud. Pero prefiere no revelarlo, porque los sueños no se deben revelar, sostiene».

    Me lo enviaron hace algo menos de un año con un libro que les compré. Me encantó el detalle, por el marcapáginas en sí y porque el libro no era una lectura de placer sino que lo necesitaba para presentarme a un examen de una bolsa de empleo. Me pareció un soplo de aire literario en una época tan poco literaria para mí. Tu reseña llega como otro soplo de ese sueño, no sólo por devolverme a ese momento sino también por la coincidencia de que precisamente ayer salió la fecha de otro examen de otra bolsa y vuelve a tocar sacrificar el tiempo destinado a la lectura.

    Otro detalle del marcapáginas antes de despedirme:

    Regala un libro...
    Regala un mundo
    ¡Cuesta tan poco!

    Gracias por tu regalo de hoy.

    Un abrazo

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    1. Me encanta la anécdota, gracias a ti por regalármela. Estoy seguro que el personal de esa librería incluyó el marcapáginas con toda intención, no hay nada más árido que un manual de oposiciones. Te deseo mucha suerte. El sacrificio merecerá la pena. Además, lectoras como tú nunca bajan los brazos.
      Añado una cita de una entrevista que he leído a Isabel Coixet, para que no se desequilibre este universo nuestro:

      Yo puedo estar en cualquier lugar del mundo y, aunque no conozca el idioma, una librería es un fortín. Ves a la librera leyendo, te imaginas las vidas de las personas que escribieron los libros... Es difícil no sentirse feliz en un sitio así. Te sientes mejor.

      Un abrazo.

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  3. No he leído la novela de Tabuchi, por supuesto, me suena (tampoco he visto la peli). Me has abierto las ganas con tu reseña y la voy a poner en mi lista más inmediata.
    Un beso, Gerardo.

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    1. Hola, Ángeles. Yo la leí hace dos años y mira que es conocida. En la biblioteca tenía un historial de préstamo (lo anotan detrás) de aupa. Pero bueno, nunca es tarde. Es una historia tierna, sencilla y conmovedora. De las que dejan huella.
      Un abrazo.

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  4. Hola Gerardo,
    Yo la leí hace años y creo que después de tu reseña la buscaré por casa para volver a leerla.
    Me ha gustado mucho justo el mensaje que transmite el libro y que tan bien resumes, puedes intentar ser neutral o posicionarte pero hay un momento en que todo lo cambia, que ya nada es igual y aunque pensemos que no pasará, lo hace y entonces el mundo parece ponerse del revés.
    Un abrazo

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    1. Con los años uno se hace conformista, se acomoda en su nicho y llega incluso a rechazar todo lo que no encaje con su forma de pensar y ver la vida. Creo que "Sostiene Pereira" es todo un antídoto literario ante este apoltronamiento. Una historia de segundas oportunidades, sencilla, nada pretenciosa. Por eso llega, a mi entender.
      Un abrazo.

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  5. Yo la tenía en casa y me resistí a leerla porque tenia una idea equivocada de ella. La persona que me la recomendó es muy sarcástica y no me fiaba de ella, pero hace dos años decidí quitarme los prejuicios y no me arrepentí. Me fascinó. Gracias por tus reseñas tan acertadas que no desmerecen a las obras que recomiendas.
    Un abrazo

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    1. Con los libros soy cada vez más atrevido. No me fío ni de mi mismo y pienso que lo mejor es probar, hacer un intento a fondo, nada de un vistazo rápido. Luego ya se verá si el libro me gusta o no. Es el único de Tabuchi que he leído y tampoco tenía muchas expectativas, pero mira tú por donde...
      Un abrazo.

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  6. WOWWWWW.
    No conocía este título, y te he leído absorta porque además me gusta mucho Anagrama, cada vez más. ES curioso cómo cambiamos de gustos literarios con los años... pero ese sería otro tema que no viene al caso ahora mismo.
    Me lo anoto, desde luego. Necesito toquitearlo un poco para ver si me dice "llévame". Interesantísima tu entrada, como siempre.
    ¡Bravo!
    Besitos.

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    1. El inicio es de los que engancha, así que si le echas un vistazo cae seguro. Ya me contarás.
      Un abrazo.

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  7. Confieso que soy una lectora a la que le conmovió hasta el tuétano Pereira.
    Sí, una gozada de novela. Corta, densa, absolutamente hermosa de cabo a rabo. Muy recomendable. Y, como indicas, con ese regusto posterior que solo consigue la verdadera literatura, la que nos regala Tabucchi con esta pequeña gran obra.
    Me ha gustado leer tu reseña, acertada y pasional (con razón, claro está, que la obra lo merece).
    Un abrazo

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    1. Entonces coincidimos, Isabel. Hay bastante consenso con esta novela. Un envoltorio sencillo, pero con un gran fondo. Gracias por pasarte.
      Un abrazo.

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  8. Gerardo!!!! Aquí estamos paseando por la llanura , porque varado lo estas tú que para eso estás en tu casa.

    No yo tampoco tengo apenas tiempo para leer, pero acepto de buen grado la recomendación que nos traes. Fijo me va a gustar según lo que cuentas en la reseña. Ahora estoy leyendo "Tres tristes tigres" (por cuarta vez) de Cabrera Infante, y te digo que no me quita espacio para rastrear el que sugieres. A veces llevo hasta tres libros en la mochila y voy picando de uno u otro.

    Abrazo.

    Un placer visitarte.

    Abrazo.

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    1. Hola, John.
      El de Cabrera Infante es uno de mis eternos pendientes y mira que hace un par de años leí "La ninfa inconstante", que no pasará por ser de sus mejores obras pero a mí me gustó. En fin, llevo una racha de no poder leer mucho. Vendrán tiempos mejores, seguro.
      Gracias por tu visita.
      Un abrazo.

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  9. Efectivamente, es un libro conmovedor. Pereira es uno de esos personajes que no se olvidan fácilmente. Me pareció una novela espléndida. Tanto que me hice con "Tristano muere", pero con esta novela de Tabucchi me quedé encallado, varado (en la llanura), como si estuviera leyendo a otro autor. Había leído que era una obra muy buena y seguramente es así,pero no supe leerla. Algún día volveré a la carga con Tabucchi, porque "Sostiene Pereira" deja poso.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Juan Carlos. Yo me quedé en Pereira, no he vuelto a leer un libro de Tabucchi. Suena raro, pero con los años me da más por picar aquí y allá. En cambio, cuando era más joven me daba por un autor y leía todo lo que podía de él. Las costumbres lectoras, que también cambian.
      Un abrazo.

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