viernes, 2 de marzo de 2018

Encuentro con Carlos Zanón



Ayer tuve la suerte, junto a otros compañeros, de compartir buena parte del día con Carlos Zanón. El escritor barcelonés puso la guinda a un ciclo en torno a los orígenes de la novela negra en España, lecturas que he ido dejando caer por la llanura. Ha sido inspirador y una buena oportunidad para hacer tribu. Uno puede poner el telediario (para colmo a la hora de comer), recibir sin paraguas el chaparrón de desgracias diario y luego roer el cuscurro de pan que son los deportes o la previsión meteorológica. Para dar la puntilla, quejarse de que el libro es un animal en peligro de extinción. Pero junto al fuego de otros lectores, esperando media hora de pie a que le firmen un ejemplar, viendo como en mitad del diluvio manchego sesenta personas llenan la sala para oír hablar de literatura, el mundo me parece “más amable, más humano, menos raro”.

Hubo un tiempo (creo que lo cuenta Posteguillo en su serie dedicada a los libros) en el que una turba lectora digna de los Sanfermines iba al puerto de Nueva York a esperar la última entrega de Oliver Twist, o se llenaba un estadio para escuchar poesía. El ser humano siente verdadera avidez por las historias, porque de hecho la imaginación es nuestro sello de distinción evolutiva (con permiso del Neandertal, extinto) y la capacidad de crear y creer en ficciones, junto a una extraordinaria flexibilidad para establecer redes sociales y cooperar unos con otros, es lo que nos ha puesto el mundo en bandeja (los pesimistas dirán que bajo la guillotina). Por eso yo veo la literatura y todo lo que la inspira como la orquesta del Titanic: morirá cuando se hunda el barco.

En su conferencia, Carlos Zanón ha puesto en valor la novela negra, acotando el género al margen de lo puramente detectivesco. En sus propias palabras, un género amplio, bastardo, de donde “es fácil entrar, pero también salir”. Que sea popular para Zanón es su gran baza, porque al quedarse al margen de lo que se cree o denomina alta cultura, se libra del canon academicista y deriva en un sano eclecticismo.

Zanón ha definido la novela negra como una “mutación moderna del costumbrismo”, donde la crítica social y la violencia serían un componente ineludible. Me ha venido a la mente una entrevista a Juan Madrid, donde reconocía que comenzó a escribir novela negra para poder contar la verdad sin las limitaciones del periodismo y hacer por tanto una radiografía social más certera. Aparte, la novela negra plantea una cuestión incómoda. Antigua, como el anillo de Giges de la tradición platónica: el delito, el crimen, no es una parte extraña de nosotros. No está al margen de la sociedad, sino que convive, incluso es producto de ella. Cualquiera, en determinadas circunstancias, podría pasar de héroe a villano en un parpadeo. La novela negra siempre acaba mal. Sus personajes se ven envueltos en una red que les aniquila, de donde nunca salen indemnes.

                           

Zanón también ha tratado cuestiones más de índole personal. Por ejemplo, nos ha contado que estuvo años tratando de publicar su novela Tarde, mal y nunca. En ella, aún tomándose como referente, decidió comenzar con algo insólito, una sensación que por suerte nunca había experimentado: golpear a una persona hasta matarla. Desde ese punto, se dejó llevar, creando una retrospectiva que ahondaría sobre las causas del crimen. Pero en ningún momento se dijo: voy a hacer novela negra. La novela, por fin publicada en un sello editorial modesto, cayó en las manos de un comercial con chispa al que se le ocurrió acompañar el típico ejemplar de promoción con una bolsa de macarrones. Por eso del “macarrismo” de sus personajes, se entiende. Entonces una periodista de El País pensó en su nevera vacía, vio el paquete de macarrones y de paso se llevó el libro. De ahí vino una reseña elogiosa usando la etiqueta de “novela negra” y el resto es historia. Al respecto, Zanón ha bromeado sobre los tópicos que rodean al género, influido por toda la mitología del cine en blanco y negro y sus estereotipos. Los “recortes” en capítulos accesorios que puede sufrir la novela si se traduce, pensando en un público que quiere chicha y no introspección. O las portadas de los libros. Por ejemplo, para Yo fui Johnny Thunders pensó en un tipo de portada que fue descartada por el departamento de marketing, porque en la cubierta de una novela negra, para ser vendible, debía aparecer “una pistola, un callejón oscuro o un coche”.

En fin, Zanón ha reconocido la parte conservadora y evasiva de este género (“una novela negra nunca puede ser aburrida”), su capacidad para combinarse con por ejemplo la novela histórica, la historia intimista e incluso la ciencia-ficción. Pero también su singularidad, que reside en el punto de vista, porque muestra cada víctima como un trauma, cada muerte violenta como el fracaso de una sociedad. Aunque se ha contagiado del ritmo televisivo, añade un aporte que nos permite reflexionar y no solo engullir en bruto. Mientras el cine o la televisión han banalizado la violencia, de tal modo que hasta la persona más sensible puede asistir a palizas, tiroteos y matanzas delante de su pantalla sin pestañear, la palabra escrita logra otro matiz. Nuestra sociedad se ve más perturbada por cuestiones quizá peregrinas (recuérdese el debate sobre la cocción de la langosta en Suiza o las pasiones desatadas en torno a la palabra “miembras”) que por el sufrimiento humano. En esto, una parte de la novela negra constituye un revulsivo.

Además de entretener, Zanón es consciente de que una buena novela negra debe implicar también al lector, exigir que ponga de su parte. Este equilibrio es la clave para separar el grano de la paja. Otro aporte del género actual que es muy de nuestro tiempo es el tema de la soledad. El difícil encaje en un mundo donde no queda claro quiénes son los buenos y quiénes los malos, donde parece que no te puedes fiar de nadie y aún estando conectados, nos sentimos cada vez más solos.

Espero haber resumido bien la esencia de la charla. Ya entrando en lo personal, Zanón me ha resultado accesible, un conversador ingenioso y alegre, sin afectación alguna. Esa virtud creo que sabe trasladarla a sus novelas: son sencillas pero profundas. Como en sus personajes, aún en la edad madura, palpita dentro de él una brasa joven. Ha sido curioso oírle contar alguna anécdota, después de romper el hielo, algo que siempre se consigue en torno a una mesa y enseguida venirme a la cabeza una brizna de sus novelas. Como ha mencionado en la conferencia, todas las historias están ya contadas y el escritor añade básicamente los personajes, la ambientación y sobre todo, lo que hay de si mismo. Es un volcado, que pretende tocar la tecla del lector, que es capaz de verse como en un espejo. Para un lector, su autor nunca es un desconocido. Hay una complejidad misteriosa, una sensación única de deja vu

22 comentarios:

  1. Qué envidia eso de juntarte con un escritor, y más de la talla de Zanón, y embelesarte escuchándole, compartiendo.... fenomenal.
    Gracias por compartir esta crónica.
    BEsos.

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    1. Ha sido el premio a varios meses de trabajo, lecturas, preparativos, organización, etc. Espero tener fuerzas para repetir el año que viene.
      Un abrazo.

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  2. Varias cosas.
    1- Hay teorías que afirman que el Neandrthal se extinguió, precisamente, por no poder competir con nuestra imaginación, aun siendo más fuerte y, seguramente, no menos inteligente.
    2- Cuando hablas de Nueva York y de la gente que se abalanzaba al puerto en busca de la última entrega de Oliver Twist, estás remontándote al siglo XIX, cuando la tasa de analfabetos era muy alta. Hoy en día, a la mayoría de la gente le regalan Oliver Twist y no sabe qué hacer con tamaño y "aburrido" mamotreto. Como ya hemos comentado, creo, cuantas más oportunidades de cultura, más embrutecido encuentro al personal.
    3- Siempre he dicho que la novela negra cuando es buena, es la que mejor refleja los problemas sociales, que son muy negros.
    4- Me hace gracia lo del costumbrismo. Alguna vez he pensado que estas novelas negras españolas de la última hornada (Zanón, Gómez Escribano, David Llorente, Jordi Ledesma) dentro de dos siglos serán como hoy Galdós, pero con crímenes, aunque no siempre, porque como dice Zanón, la novela negra va ás allá de lo puramente detectivesco.
    5- No sabía lo de los macarrones y su novela "Tarde, mal y nunca", que es la que me queda por leer, pero me parece genial la idea. Y muy metafórica: macarrones para animar a la lectura. Nada que comentar.
    Bueno, no me enrollo más (a buenas horas, dirás). Me alegro mucho de que la experiencia haya sido positiva. Al final no te encargué ninguna pregunta, pero seguro que no faltaron personas más decididas que yo.
    Un beso.

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    1. Precisamente al escuchar a Zanón me venían a la mente muchas ideas leídas en tus reseñas y de otros compañeros. Yo creo que el lector habitual sabe muy bien lo que aporta la buena novela negra y por eso la demanda. Otra cosa es el márketing.
      Las opciones de ocio hoy son mucho mayores. La lectura ha recibido muchas puñaladas, la mayor y más profunda, para mí, no la dio Internet, sino la televisión. Ahora, como dice Zanón, la novela ha sabido reconvertirse. Quizá el formato Oliver Twist, de aventura fraccionada, es el que proporcionan las series y productos similares. Lo que no cambia es el interés del ser humano por escuchar historias. Y respecto al Neandertal, se acumulan las evidencias a su favor. Hace poco leía a un paleontólogo que ante la pregunta de un periodista respecto al potencial del Neandertal, comentaba: "con 40.000 años más, hubiera llegado a la luna", jaja. Y es que parece ser que nos mezclamos y, pese al prejuicio de índole religioso, tan humanos éramos unos como otros.
      Un abrazo.

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  3. Una entrada que me ha puesto los dientes largos, de insana envidia por ese baño de letras que tuviste la suerte de disfrutar. Como dices, siempre es agradable sentir, físicamente, que nuestra afición, nuestra inquietud, es compartida con otros seres de carne y hueso.
    Y desde luego es inspirador escuchar a escritores ya consagrados como Zanón. Su testimonio es motivador, la pasión de sus palabras y anécdotas creo que es la mejor vitamina para escribir.
    Se puede contar cualquier historia, pero si en ella hay un cadáver y un misterio siempre "mola" más. Cuando escucho eso de novela de denuncia social, o basada en hechos reales, siempre pienso en por qué leer algo que ya veo en las noticias. Yo quiero una ficción, una historia de un personaje envuelto en una trama que me sorprenda. Eso es lo primero; la vida real debe llevarse al límite en Literatura. Si no existe eso, la novela solo queda en la opinión de alguien con cierta pereza narrativa.
    Y me vou corriendo a escribir. Un abrazo, Gerardo!

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    1. Yo creo que debe haber algo que impulse la lectura, puede ser una intriga o un pensamiento que cree complicidad con el lector. Ambas cosas ocurren con Zanón, por eso me gusta. La literatura debe aportar algo diferente, no puede reducirse a un capítulo de una serie narrado y por eso creo que ambos géneros pueden convivir perfectamente.
      Un abrazo.

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  4. Si creo que has resumido estupendamente la esencia de la charla, y animado a leer a Carlos Zanón... Me gusta la expresión que has utilizado, " hacer tribu" a mi que me da "repelus" cuando oigo hablar de patrias, paises y otras mandangas, lo de formar parte de una tribu me encanta y más si es de una que tiene que ver con la lectura.
    Buena entrada, como todas las tuyas. Un abrazo

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    1. Mucho mejor tribu que nación, es verdad. Es como la célula básica de todo y de verdad que fue inspirador compartir espacio con un puñado de lectores y con esa persona a la que has leído y por tanto conoces.
      Buen finde, Pura.
      Un abrazo.

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  5. Muy bueno Gerardo, me ha encantado conocer un poco más a Zanon y me has hecho imaginar lo que disfrutaste escuchando su charla. Esas anécdotas que no se conocen los hace más cercanos, después el marketing y lo que interesa ya es otra cosa.

    Me han hecho sonreír esas sensaciones que comentas sobre esa sala llena para escuchar a un escritor, a mi me pasa cuando cruzo miradas con otros lectores, sientes a esas personas como más cercanas que otros desconocidos. En un mundo que lee tan poco cuando ves a alguien "enganchado" a su libro, al menos yo me siento identificada, y es que una buena historia es algo adictivo, no sabe la gente que no lee lo que se pierde.
    Saludos

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    1. Tienes razón, si que se teje cierta complicidad de lector a lector, por encima de cualquier diferencia. La lectura es un acto que aporta infinidad de cosas, la mayoría buenas y por eso sorprende que no tenga más adeptos.
      Un abrazo.

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  6. Aunque no he leído a Zanón (espero hacerlo), agradezco que nos acerques tu experiencia de ese encuentro. Me interesa el lado humano, ese que discurre entre bastidores, por así decirlo, del autor al margen de su obra y , a la vez, irremediablemente ligado a la misma.

    No sé, Gerardo, leyéndote sobre la campechanía de Zanón... tengo la impresión de que hay buena sintonía entre un elenco determinado de escritores próximos generacionalmente; Zanón, Ray Lóriga, Andrés Barba, Marta Sanz, Pilar Adón, A. Fernández Mallo... (jeje, debe de tirar la edad, muchos son del 67, como yo), eso es lo que me parece, recordando trifulcas antológicas en las que se enfrascaban los Cela, Francisco Umbral, Pérez Reverte, Sánchez Dragó, etc, etc... porque nos remontaríamos a la inquina de Lope de Vega con Cervantes.

    Un placer pasar por aquí.

    Cuídate Gerardo

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    1. Hola, Paco. Ahora que lo dices, sí parece haber buena relación entre ese grupo de escritores. Buena añada la del 66, jaja. Además un año con resonancias rockeras. Supongo que en un mercado como el español, tan poco dado a los escritores "literarios", hacer tribu sea mejor estrategia que ir cada uno por su lado. Lo veo también en las reseñas, porque muchos de estos escritores hacen de todo: traducen, editan, reseñan, etc. Por poner un pero, y hablo sin saber mucho, se corre el riesgo de la endogamia. Vamos, que si no eres del círculo resulta difícil entrar la cabeza. Pero esto son cosas mías.
      Gracias por tu lectura. No sé si has visto que estoy con los cuentos de Chatrian-Erckmann, en cuánto me despeje un poco les dedicaré un especial, junto a "Un quinto de 1813".
      Un abrazo.

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  7. Jaja, pues no me había fijado!! Es que entre el dalsy para los resfriados de mis hijas, los libros, el blog... tengo un despiste garrafal.

    Pues espero entusiasmado tus impresiones, como atento lector que eres. Los cuentos del Rin me parecen una joya literaria, ojalá que los disfrutes igual que yo.
    Un abrazo!

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    1. Descuida, el invierno con niños pequeños se hace muuy largo. La reseña tardará, pero está entre mis proyectos.

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  8. Qué suerte poder asistir a actos tan enriquecedores y encontrar palabras alejadas de tanta banalidad. Me gusta eso de que todas las historias están ya escritas y sólo hay que poner los personajes. Un abrazo y enhorabuena

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    1. Estoy con Zanón, lo interesante de la literatura es la parte personal que aporta cada autor y donde uno puede reconocerse. La tarde dio para mucho, aquí solo he incluido un breve extracto. Espero poder repetir algo similar el próximo curso, si siguen las fuerzas.
      Un abrazo.

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  9. Uff estos encuentros son apabullantes. No me resisto a la idea de asistir a todo acto para escuchar a un autor, lo mismo me da que sea más o menos conocido, siempre saco algo en positivo. Este encuentro tuvo que ser una maravilla. Gracias por compartirlo. Besos

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    1. Fue una experiencia compartir ese tiempo con un autor y además tan especial como Zanón. Entiendo tu entusiasmo, Marisa. En esas lides desde luego tienes más experiencia que yo, me encantan tus entrevistas.
      Un abrazo.

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  10. ¡Menudo fin de fiesta! Es un lujo que se organicen este tipo de ciclos. Imagino que lleva su trabajo pero la recompensa merece la pena. No todos los días se ve una sala llena escuchando atentamente a un escritor. Y todavía emociona más cuando eso ocurre en un pueblo de La Mancha (o de Extremadura, da igual. En Madrid, por decir una ciudad, la cosa no tiene tanto mérito).
    Yo no he leído a Zanón todavía, pero no tardaré en hacerlo.
    Gracias por el artículo. Es estupendo.
    Un abrazo.

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    1. Lleva trabajo y sobre todo un poco de miedo aparejado. La tarde de la conferencia llovió lo que no está escrito y los tenía de corbata, imagina si montas todo el tinglado y no aparece nadie...Zanón es un escritor interesante, por su sensibilidad poética y porque es él mismo. Te podrá gustar o no, pero aporta algo diferente. Lo mismo me pasaba antes con Manuel Rivas, sus cuentos eran incomparables y por cierto, fue uno de los últimos en vender a la par historias cortas y novelas. De hecho, como novelista ha perdido fuelle. Para que luego digan.
      Un abrazo.

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  11. Pues me ha caído bien este Zanón. Me gusta su definición de novela negra. Lástima que esas técnicas de marketing a las que alude sean en buena medida las responsables de que no me acerque demasiado al género. Curiosa la anécdota de los macarrones. Y enhorabuena por tu crónica y por este rinconcito en el que el mundo es "más amable, más humano, menos raro".
    Un abrazo

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    1. Ese endulzamiento duró unas horas, enseguida regresó el tufillo a vinagre. Pero bueno, en la vida hay momentos buenos y malos, es normal. Lo peor es cuando no pasa nada.
      Un abrazo.

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