Voy a salirme un poco de lo habitual para cerrar la temporada antes de abrir un pequeño paréntesis de vacaciones blogueras. Hay un sarpullido típico del verano que es la canción de moda, para la que no existe vacuna y solo sirven medidas profilácticas, como un estricto aislamiento. Difícil, con tantas horas de luz y ese peculiar estilo de vida hispánico, que en general acepto y me gusta, a pesar de que atrae a cierto tipo de moscardón septentrional. Canciones que necesitan de una letra sencilla y pegadiza, sin más arreglos.
Esto
me hace reflexionar sobre el vínculo que hay entre poesía y música popular, ya
que la propia poesía nació para cantarse. Tenemos a Bob Dylan como ejemplo
extremo y reconocido por la academia sueca. Aunque no es fácil de equiparar,
porque la música es una salsa con poder saborizante, incluso para la letra más
insípida y hay letras hermosas que no funcionan cantadas. Es complejo, lo digo
por experiencia porque he hecho mi incursión en ese mundo.
He buscado ejemplos de letras excelsas,
más bien fragmentos, de artistas que cantan en español y han logrado momentos
de, para el que escribe, gran eficacia musical y hondura poética. Repito que no
es fácil ligar estos dos ingredientes, que en muchos casos se comportan como el
agua y el aceite. Estos ejemplos son los que me gustan y conozco, unos pocos,
pero podéis añadir otros. He obviado, por supuesto, aquellos poemas adaptados
por cantautores y otros trovadores modernos con aspiraciones rimadas. Aquí se
trata de música pop y rock hecha desde abajo, sin ayuda, sin
“intertextualidad”.
No
quiero empezar con la típica paliza de si la música de antes, porque aberraciones las ha habido en todas las décadas, incluyendo los mitificados
ochenta. Me voy a centrar en lo bueno, pero para que se note el contraste, aquí
va un ripio de la canción de moda. Recomiendo enjuagarse la boca después de
leer, para que el bouquet no amargue el buen vino que seguirá a continuación.
Vamos a hacerlo en una playa en Puerto Rico
hasta que las olas griten Ay Bendito
hasta que las olas griten Ay Bendito
Me he quedado tan ancho. Pero no condenemos a la
hoguera a toda la música de verbena. Ha habido buenos letristas, gente bohemia,
culta y creativa, no tan interesada en sacar un producto comercial y ver
dividendos rápido como en expresar emociones entendibles y encajadas en un contexto musical. Por ejemplo, Carlos
Berlanga en Ni tú ni nadie y ese
superlativo: mil campañas suenan en mi
corazón. La canción habla de una ruptura amorosa, pero se ha convertido en
un himno: ni tú ni
nadie puede cambiarme.
![]() |
Alaska y Carlos Berlanga casi frente a frente. Faltaría Nacho Canut para completar el trío de ases de "Ni tú ni nadie" (foto y más info en bigmaud) |
Enrique Bunbury es un gran aficionado a la poesía y lo cierto es que tiene
un buen arsenal de versos “prestados” de otros autores en sus letras. Esto generó polémica en su día. A mí, por ejemplo, me gusta mucho el estribillo de La chispa adecuada:
No se distinguir entre besos y
raíces
no se distinguir lo complicado
de lo simple
y ahora estás en mi lista de
promesas a olvidar
todo arde si le aplicas la chispa
adecuada
raíces
no se distinguir lo complicado
de lo simple
y ahora estás en mi lista de
promesas a olvidar
todo arde si le aplicas la chispa
adecuada
Viendo una película
emblemática del llamado “cine quinqui”, Deprisa,
deprisa (Carlos Saura, 1981), me llamó la atención la letra de un tema de Los Chunguitos. Era Me quedo contigo,
firmado por Enrique Salazar (muerto
de enfermedad hepática en 1982), una rumba que asume el amor como renuncia: Si me das a elegir, entre tú y la riqueza,
con esa grandeza que lleva consigo, ay amor, me quedo contigo.
Y en el terreno de la
rumba, pero aderezada con otros géneros también fronterizos, Kiko Veneno tiene grandes letras. En un Mercedes blanco se puede leer como
un poema, de cabo a rabo:
En
un Mercedes blanco llegó
A
la feria del ganado
Diez
duros de papel Albal
Y
el cielo se ha iluminado
Y
esta, del tema Echo de menos, ¿qué?:
Si tú no te das cuenta de
lo que vale
el mundo es una tontería
si vas dejando que se
escape
lo que más querías
Es
difícil hablar de letras favoritas, porque siempre está la canción de por
medio. Destaco Lucha de gigantes,
por el propio tema, la sentida interpretación de Antonio Vega y versos como:
Vaya pesadilla corriendo
con una bestia detrás
dime que es mentira todo
un sueño tonto y no más
me da miedo la enormidad
donde nadie oye mi voz …
Y en
un terreno más duro, no puede faltar Roberto Iniesta. De nuevo, elegir
alguna de sus letras es cuestión de gusto o de nostalgia más bien. Por ejemplo
en Stand by, que además comienza con un recitado del poeta Francisco Ortega Palomares.
Vive mirando una estrella
siempre en estado de espera.
Bebe a la noche ginebra
para encontrarse con ella.
Sueña con su calavera
y viene un perro y se la lleva,
y aleja las pesadillas
dejando en un agujero
unas flores amarillas
pa' acordarse de su pelo.
Sueña que sueña con ella
y si en el infierno le espera...
Quiero fundirme en tu fuego
como si fuese de cera.
Antes de hacer la maleta
y pasar la vida entre andenes,
deja entrar a los ratones
para tener quien le espere...
Jorge Martínez de Ilegales tiene en su haber algunas de las
letras más ácidas del rock en español, por ejemplo en Yo soy quien espía los juegos de los niños. Pero yo tiro por el
desamor y me quedo con El corazón es un
animal extraño.
El corazón es un animal extraño;
siente extraños deseos, busca extrañas
compañías.
El corazón es un animal extraño;
sufre extrañas costumbres y oye extrañas
voces.
El
gran Rosendo Mercado además de excelente músico es un letrista eficaz, contundente, pero poco "poeta". Aún así, me
parece muy evocadora Flojos de pantalón, quizá por sus
múltiples lecturas y su tono épico, solo de guitarra cantable incluido:
Surge la escena en un salón
niñas en promoción
momias poniendo precio
ambigüedad.
Para
ir acabando, no podía faltar Joaquín
Sabina, reconocido letrista y poeta popular, no solo músico. Otro corazón
marchito en Cerrado por derribo:
No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo …
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo …
Y menos conocidos,
pero con algunas de las mejores letras del rock español en su haber, los granadinos 091. Sin duda, José Ignacio García Lapido sabe cómo escribir buenos temas de rock
y aderezarlos con letras sensibles e inteligentes y el bueno de Pitos logra insuflar vida con su voz a toda
esa poesía y dramatismo. Un claro ejemplo en Buen día para olvidar, del álbum Más de cien lobos.
Hay días que agobia respirar el mismo aire que la gente.
Pues que la suerte se tapó los ojos hoy para no verme.
Pasa de largo si me ves,
hoy sólo te podría decir hola y adiós.
Es de esos días que te da por quemar libros de poesía.
Y si no arden suavemente se te viene el mundo encima.
No hay broma que pueda animarme,
ni nada que puedas hacer.
Buen día para olvidar,
buen día para olvidar,
cansado de andar, cansado de andar,
de andar siempre y de no ir a ningún lado.
Es de esos días que mejor no hubiera amanecido nunca.
Es cuando al vaso una gota solamente lo desborda...
Pues que la suerte se tapó los ojos hoy para no verme.
Pasa de largo si me ves,
hoy sólo te podría decir hola y adiós.
Es de esos días que te da por quemar libros de poesía.
Y si no arden suavemente se te viene el mundo encima.
No hay broma que pueda animarme,
ni nada que puedas hacer.
Buen día para olvidar,
buen día para olvidar,
cansado de andar, cansado de andar,
de andar siempre y de no ir a ningún lado.
Es de esos días que mejor no hubiera amanecido nunca.
Es cuando al vaso una gota solamente lo desborda...
Y bueno, aquí acabo, pero el tema sigue abierto. Podéis incluir
vuestras sugerencias en los comentarios. A partir del lunes estaré menos activo
en la blogosfera y la llanura queda clausurada hasta septiembre, si Dios quiere.
Disfrutad del verano y leed mucho.