Portada de la edición de Piel de Zapa |
Hildur
es una novela de Toni Montesinos "revivida" por la editorial Piel de Zapa
(fue originalmente publicada en 2009) y ambientada en
Islandia. El país nórdico, milagro verde entre el hielo gracias a la
bienhechora influencia de la corriente del Golfo y donde Julio Verne ubicó la
entrada al centro de la Tierra es hoy día célebre por haber resuelto su crisis
financiera con volcánica determinación: mandaron a los políticos responsables a
los tribunales y dejaron quebrar los bancos. En un país donde uno se puede
asomar a las entrañas de la tierra, donde el sol de medianoche convierte los
duermevelas en alucinadas pesadillas; en un país que se desliza, casi borbotea
sobre la rocosa dorsal submarina del Atlántico como una balsa, no puede desarrollarse una historia de amor
convencional. Tampoco encasillable. Así que Islandia condiciona a su protagonista (Hildur) y de una
niña enamoradiza y algo dada a la ensoñación pasa a transformarse en una suerte
de Orfeo, que emprende la búsqueda de Hans (su Hans) en el más allá de los
libros, en las perturbaciones incorpóreas de la música, en el paisaje
sobrenatural, de reminiscencias infernales de Islandia, que supura lava,
laceran los glaciares y encaja los fiordos como cuchilladas.
Hay
muchas capas en Hildur, como si se trata de un estratovolcán: algunas
solidificadas, hieráticas y tensas; otras en cambio bullen burbujeantes. Es una
novela de amor; como los amores clásicos, gestado desde la infancia y resuelto con
ardor y erotismo juvenil. Con Hans e Hildur construyendo “una burbuja dentro
del tiempo”, “pendientes como máximo del minuto siguiente”. Con un dramático
desenlace. Pero también tiene una faceta ensayística. Se medita sobre el
suicidio y el “arte del olvido”, sobre la identidad y el azar. Hay una
reflexión acerca del conocimiento “del otro”, los puntales sobre los que se
construye el individuo y sus máscaras.
Espectacular imagen del "ring road", carretera que rodea Islandia (foto: islandia24.com) |
La
música recorre todo el libro y lo impregna, restalla en los momentos de mayor
introspección y acompaña a la prosa. Así lo hace el piano de Hans acometiendo
las variaciones Goldberg de Bach durante el funeral de su padre o el violín de
Hildur con las estaciones de Vivaldi. Es la música evidente, porque se
aludea ella. Pero hay también mucha música soterrada, en la sintaxis, en el ritmo
que imprime Toni Montesinos a ciertos pasajes. He tratado de acompañarme de la
música que menciona en su lectura y casi me parecía asistir a una especie de
dueto. Sin duda Hildur está escrita con música y se deja mecer por ella.
Me
ha llamado la atención el papel activo que asume el narrador, que observa a Hildur
en la distancia y se involucra tanto que se cuela como una interferencia
fantasmal (como una aurora boreal) en el relato. Incluso se autoinvoca: “yo, Toni Montesinos” por si el
lector no había advertido ya que Hildur es él, y Hans y la sinfonía poética que
se va desplegando a lo largo de sus páginas. Así lo advierte también el autor
en una entrevista al respecto. Esto hace frecuente las digresiones, aunque sin perder
nunca del todo el rastro de Hildur a la que el narrador acompaña como Virgilio guía a Dante
por las inciertas veredas del infierno.
Una aurora boreal en Islandia (foto: cazaimagenes.es) |
Hildur
es también literatura. Los libros acompañan el duelo, ayudan a comprender la
vida y se convierten en nuestro espejo, porque leemos lo que somos. Hay
numerosas referencias, una de ellas a Tolstoi, cuyo enigma no se llega nunca a
desvelar del todo o quizá sí. Como don Quijote, Hildur se aferra a la lectura
con el afán de reconstruir, de revivir y comprender a Hans. Finalmente sale de
su letargo, en peregrinación, recorriendo el anillo de asfalto que rodea
Islandia. No es su objetivo deshacer entuertos, pero le persiguen sus fantasmas
y pugna por romper la barrera que separa a los vivos de los muertos como don
Quijote serpenteaba entre la fantasía y la realidad en apariencia.
Dividido
en tres actos, que me atrevo a llamar movimientos, Hildur no es una apuesta
literaria convencional. Tiene un estilo denso, sin concesiones, donde predomina
la prosa poética. Este tono general, abrupto y suave a la vez, se mantiene de
principio a fin. Parece que la prosa de Toni Montesinos también se haya
impregnado del paisaje islandés, pleno de antagonismos, de hielo y fuego. El
narrador sigue a sus personajes, sus bifurcaciones y presenta los hechos
flotando en un bruma de irrealidad. El lector sigue la historia de Hildur, a
veces desorientado, tratando de anticipar lo que parece obvio; pero la salida
fácil, lo previsible casi nunca llega. En mi caso, he sentido y padecido por
Hildur. Por su viaje alucinado, siempre arrastrando la cadena de una culpa que
se insinúa o yo al menos intuyo. Siempre privada de redención, abandonada a un
duelo lacerante, en equilibrio sobre su propia vida; tantea la muerte, la
presiente y tengo que decir que me hubiera gustado otra historia para ella.
Pero no es mi Hildur y ahora que escribo lo comprendo.
Creo que me gustaría, la has narrado tan bien y le has dado los toques necesarios para que atraiga mi atención diciendo que has sentido y padecido por Hidur, y lo que pueda tener la novela de ensayo sobre el azar y el arte del olvido.
ResponderEliminarLa voy a tener en cuenta, Gerardo.
¡Gracias por esta reseña!
Es una novela poco convencional, arriesgada y me ha costado hacer la reseña. Me parece que debe ser una obra especial para el propio autor, se nota que hay mucho de él y creo que como poco no te dejará indiferente.
EliminarUn abrazo.
Una vez más me asombras con tu aptitud para reseñar y describir (la descripción de Islandia no puede ser más gráfica y más poética), una vez más admiro tu capacidad para sintetizar lecturas que se preven densas y complicadas y una vez más no me atrevo a seguirte leyendo los libros que tú lees.
ResponderEliminarEn la reseña de "La enciclopedia de los muertos" me comentabas si bromeaba cuando aludía a mis limitaciones intelectuales para algunas lecturas. Quizás yo exageraba pero algo de eso hay (de limitación). Tengo una mente demasiado pragmática que creo me impide captar determinados mensajes provocando que me pierda. Cuando has aludido a la metaliteratura ya me he echado a temblar.
Creo que tendré que conformarme con leer tus magníficas reseñas y en este caso oír las variaciones Goldberg de Bach.
Un abrazo y buen fin de semana.
Creo que voy a editar lo de metaliteratura (de hecho dudé al principio). Es que la palabra ya de por sí, jeje. Simplemente quería decir que hay muchas alusiones literarias y los libros tienen protagonismo en el contexto de la novela. Por ejemplo Hildur lee en el diario de Hans una cita de Tolstoi y eso le lleva a revisar las lecturas de Hans, sobre las que ella nunca había prestado atención y esos libros le llevan a otros y así.
EliminarLo bueno de las reseñas es que cada cual le da su enfoque; por eso me resulta tan enriquecedor leer distintos blogs y la manera diversa que tienen sus autores de acercarse a la obra literaria. En mi caso, las veo como un ejercicio de escritura, de creación, de ahí que tengan algo de "literario". Eso no significa que mi manera de hacer sea la mejor y de hecho seguro que meto la pata muchas veces con tanta floritura, pero es lo que me sale, no es pose.
Hildur tiene muchas capas, no es convencional, pero por eso mismo tiene encanto y se nota que su autor se ha implicado, casi diría emocional y personalmente.
Yo he leído la novela con la música que se menciona de fondo y había pasajes que, verdaderamente, me parecían inspirados por ella.
Gracias por tu comentario otra vez y un fuerte abrazo.
Tomo nota del título, me ha parecido muy sugerente. Hace ya algunos años me he pasado un casi un mes en Islandia y, al leer tu reseña, muchos recuerdos han aflorado de nuevo. Muchas gracias!
ResponderEliminarMenuda suerte entonces. Yo no puedo viajar mucho. A raíz del libro y las fotos que he visto para ilustrar la reseña me he quedado fascinado con ese país. Quizá algún día...
EliminarSaludos!!
Islandia. Un pedazo de roca hecha de invierno. Allí, sostenía Borges, los vikings inventaron la novela. Supongo que una de las cualidades de las reseñas es despertar el interés por lo que se reseña. Objetivo cumplido. Gracias. Me intriga esa implicación del narrador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Marybel, no conocía la cita de Borges. Según la novela, las sagas islandesas pasan de padres a hijos y son expresiones literarias muy antiguas. Hay otras muchas referencias literarias y sí, la implicación del narrador creo que es palpable. Ya me contarás si te animas.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado tu reseña, Gerardo. No he leído nada del autor, pero, desde luego, me has dejado con muchas ganas. Y de viajar a Islandia, un país que, entre el frío y el miedo a caerme por el rift de la dorsal, nunca he deseado visitar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rosa, yo también es lo primero que leo de Toni Montesinos, pero según he podido saber tiene una obra muy amplia, que incluye poesía, ensayos y libros de viajes. En realidad, se puede decir que Hildur todo eso también.
EliminarUn abrazo.
Me lo apunto, título y autor. Has hecho una magnífica reseña, de verdad que sí. Todo un descubrimiento
ResponderEliminarBesos
Gracias, vuelvo al tópico, pero es de las novelas que no dejan indiferentes. Atrevida y muy personal. Espero que te guste.
EliminarUn abrazo.
Me gusta Islandia, me gusta los temas que trata, me gusta la prosa poética... ¿a qué estoy esperando?
ResponderEliminarGracias, Gerardo.
Un abrazo
La verdad es que sí, Hildur tiene muchos elementos para atraer al lector curioso. Si te animas ya me contarás.
EliminarUn abrazo.
Te ha quedado una reseña preciosa, parece que está impregnada por la música del libro. Un historia que presiento bonita (tal vez triste también), escrita con gusto, sin concesiones y con prosa poética además, que no lleva a lugares comunes y que también hace reflexionar. Que no sea una novela convencional puede ser un riesgo pero e mí me incita la curiosidad.
ResponderEliminarApuntado queda. Gracias por la recomendación.
Besos!!
Lo has definido muy bien. Al tratar un tema tan delicado como es el suicidio y el duelo por la muerte de un ser querido tiene ese punto de tristeza o melancolía; también creo que se impregna del paisaje islandés y de la música que describe, es un libro con muchas aristas, la verdad.
EliminarGracias por leerme y comentar Lorena.
Un abrazo.
¡Lo empiezo en breve! A ver qué tal ...
ResponderEliminarbsos!
Ya me contarás entonces, a ver qué te parece. A mi me resultó una lectura densa, pero diferente. Hay mucho para hablar...
EliminarUn abrazo!